Foto: Tomada de Internet
Está ahí, envuelta entre poemas, respira la brisa de abril, gasta los lápices que no tiene, teclea en computadoras de otros. Los poemas son suyos, los cuentos son suyos, la ciudad es suya y todo cuanto pidió prestado, también le pertenece porque a Rosa María García Garzón, en Cabaiguán no se le niega nada.