Después escucharse los disparos de la liberación de Guayos y poblados aledaños, las ráfagas de fuego emancipador sorprendieron a Cabaiguán los últimos días de 1958.
Bajo el mando de un argentino universal, la columna número 8 “Ciro Redondo” pretendía incomunicar y lo logró, el occidente con el oriente del país.
Santa Clara sería el próximo destino pero antes Ernesto Che Guevara e integrantes del Movimiento 26 de julio, realizaron emboscadas y derrumbaron puentes, preparaban el final de una dictadura que tenía las horas contadas.
La historia y sus protagonistas ajustaron cuentas con la seudo república. Puertas adentro, en cada casa imploraban para que desde la escogida de tabaco de Olegario Cuervo, la estación de microondas en la Loma de la Campana y el cuartel vencieran los barbudos.
Algunas balas perdidas hirieron a no pocos y le cerraron los ojos a Carlos Simón, Alfredo Salas, Lidier Hernández y Noel Sancho.
El Guerrillero Heroico aunque esquivó los proyectiles, sufrió un traumatismo en su brazo izquierdo cuando enfrentaba a los francotiradores resguardados en la entonces mayor fortaleza militar de la ciudad hoy convertida en escuela.
Las lesiones no le impidieron a él ni a sus compañeros izar la bandera blanca aquel 22 de diciembre; mas, el enemigo sí decidió rendirse aquella madrugada hace 61 años para dejar en manos del pueblo el comienzo de una Revolución.