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Estás más loco que la chiva de Elías Nazco

Los guayenses de mi edad, en una que otra ocasión de su vida, han acuñado la frase «Estas más loco que la chiva de Elías Nazco», ¿Cuál es la razón de esta  frase?, ¿Cuánto tiene de realidad o ficción?

chiva

Por: José Ramón Crespo Jiménez (Licenciado en derecho y escritor)

Fotos: Autor

Tomado de su perfil en facebook

A finales de 2007, por un encargo familiar tuve la posibilidad de visitar el Barrio de Triana en los Llanos de Aridane en la isla de La Palma, Canarias, donde nació Elías Nazco Alfonso el 28 de abril de 1895.

Emigró a Cuba en los años 20 del siglo pasado y se dedicó como otros paisanos, a las labores agrícolas. Adquirió una pequeña posesión de tierra a la que se accede por el callejón de María Jiménez. Estableció además, en el poblado, un molino para maíz y descascarar el arroz. A propósito de este, situado al lado de su casa de la calle Luz Caballero entre Marcos García y Máximo Gómez, era el lugar más concurrido de la comarca por gorriones, balbitos, chinchilas y otras pequeñas aves como tomeguines, cagonas o azulejos, todos en busca de alimento; animales hoy prácticamente en extinción.

Pero, vamos al caso del origen de la frase que nos ocupa, relacionados con la chiva y que, por cierto, nada tiene que ver con la otra, de la que ya se ha hablado bastante, y que decía: «no será mucho pa’ la chiva».

Me contó «el Bobo de Elías», que así se le conocía al bonachón de Rafa, su único heredero varón, que sus padres tenían varias chivas las cuales deambulaban por distintas partes del poblado. Una de ellas padecía de una rara enfermedad,  en cualquier momento, y sin causa alguna, comenzaba a dar brincos y se tiraba al suelo en un verdadero ataque de locura. Muchas personas, llegaron incluso a sugerirle a la familia que la sacrificaran y resolvieran el problema ante la cuestión de no poder dar tratamiento veterinario al animal.

Pero por obra de la naturaleza la cabra era la mejor productora de leche. La tarea del ordeño, la cumplimentaba la Vieja, esposa de Elías, quien  con  paciente labor, había logrado que en horas de la mañana, las cabras vinieran solas hasta la casa y entraran, como dice el refrán, como Pedro por su casa, e iban hasta donde estaba la ordeñadora, para recibir los servicios.

Un día, «Cuca» la chiva loca, entró como de costumbre, por la sala y, cuando se dirigía a la cocina, se detuvo justamente, a la entrada de la puerta del primer cuarto. Miro detenidamente a una chiva, que se veía en la puerta del escaparate. Se supone que pensó, le iba a robar su territorio. Giro a la derecha y dio unos pasos atrás para coger impulso. Despegó como un aeroplano, hasta pegar los tarros contra el espejo, logrando desaparecer a la chiva intrusa.

Si hay algo de ficción en este relato, juro, que pertenece por entero «al Bobo de Elías Nazco».

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