Por: Lillipsy Bello Cancio
No importa si es en el pueblo o en el campo, la casa de los padres o la de un amigo muy cercano (de esos que son como la familia misma), o los lujos que tenga… nada se compara a esperar a las 12 de la noche un 31 de diciembre en esta Isla bella y salir luego a la calle a quemar el muñeco que representa el año viejo y felicitar a amigos o vecinos con el chiste de que no te veía desde el año pasado.
Ese día hay que levantarse temprano pa’ matar el puerco, los hay que prefieren no pasar trabajo y lo mandan a asar, pero caballero nada se compara al puerco en púa o en parrilla, dando manigueta o removiendo el carbón, con el traguito de ron o la cerveza mientras ve como el resto juegan al dominó.
A muchas mujeres (generalmente las abuelas) les toca acá la parte más mala: preparar el mondongo para hacer una de las delicias del cubano: la morcilla. Ya sea las trencitas o tripa gorda. La convención de mujeres lavará con naranja agria, hojas de guayaba, sal y con un palo preparado para el momento le darán la vuelta y tejerán.
El almuerzo es común en casi todas las casas (delicioso, eso sí): yuca con mojo y gandinga, que no es más que el hígado del puerco adobado con especies sobre todo ajíes, pero cuidado, no se le puede echar ni agua ni cítrico que se pone duro, según tradición familiar.
Después un receso, breve, la fiesta sigue, aunque hay que coger un diez, porque el dominó se está poniendo encendido y se juega a un trago de ron por pase. En algunas casas o se pasa el puerco o queda crudo si los que juegan se exceden un poco, aunque nada que luego no tenga arreglo. Lo más divertido es cuando “le ponen falda” para que no se le caiga la carne o los pellejos de los perniles.
Llega entonces la mesa servida y ya sea plato en mano o en una larga mesa o en bancos, lo que nunca falta en una cena de 31 en Cuba que se respete es el puerco asado (o lo que quedó de él si los asadores no se excedieron), la cerveza (el que la pudo encontrar porque a la verdad, verdadera ha estado bastante jíbara), el congrís y la yuca con mojo (adobe de naranja agria, manteca de puerco, comino y ajo, incluido)… ah! Y la ensalada (de lechuga y/o tomate, preferiblemente).
Puede que abuela nos sorprenda al final con un dulce de naranja para hacer la delicia de la noche si realmente se pueda pedir más… ¿así quien no quiere celebrar un 31? Se descorcha una sidra a las 12 y después a bailar hasta que se seque el malecón.