El enfrentamiento al delito, la corrupción y las indisciplinas sociales en Cabaiguán, constituyó una prioridad de las autoridades políticas y gubernamentales del municipio durante el 2021.
Por: Lillipsy Bello Cancio
Y es que, aunque aquí no se produjeron hechos extraordinarios y quienes intentaron blasfemar no encontraron seguidores, para nadie es un secreto que hechos de este tipo continúan sucediendo: estafas a través de las redes sociales, robos con fuerza, hurtos y sacrificios del ganado, daños a la propiedad estatal, son apenas algunas de las manifestaciones presentes en el municipio.
Pero, en este aspecto, después de la noticia de si le prendieron candela a una casa de tabaco, le llevaron dos animales al campesino de la cooperativa, robaron la tienda o si se le metieron en la casa a fulanita y la dejaron vacía, lo que debía preocuparnos a los “espectadores” es ayudar a la solución del caso.
Y aquí me detengo porque resulta alarmante que precisamente ocurran eventos de este tipo y “nadie vea nada”, “ni escuche nada”, “ni haya visto a ningún desconocido rondando la casa o la tienda”… ¡ah! Pero que la vecina del frente le esté siendo infiel al marido… de eso sí sabemos todos, “con pelos y señas”, como diría mi abuela: si es blanco, negro a jamaiquino, chiquito, alto o gordito, jovencito o medio tiempo… ¡todo!
¡Claro!, que de lo que se trata no es de sustituir el papel de la Policía y las entidades reguladoras de las indisciplinas, hechos de corrupción o ilegalidades. Estas también tendrán que ponerse pilas y acelerar el ritmo, pues en estos tiempos más veloces que un Cadillac sin frenos, de tecnologías avanzadas y escenarios multiplicados, no podemos limitarnos a las técnicas establecidas y muy eficientes sí… hasta hace unos años.
La imposición de multas en el municipio no puede seguir decreciendo año tras año, pues por solo mencionar un ejemplo en el 2021 se aplicaron 163 sanciones menos que en el 2020, lo cual no quiere decir necesariamente que disminuyeron dichas manifestaciones, sino que se enfrentaron con menor eficacia… y ya sabemos las consecuencias que ello puede entrañar: mayor impunidad, más desorden, mayor deterioro de la convivencia social. Por lo pronto, coincido con el escritor, poeta y ensayista cubano Luis Toledo Sande, cuando afirmó:
“No se puede aspirar a que prospere plenamente en circunstancias graves lo que en condiciones normales no se cultiva y se afirma como un logro cotidiano. Se requiere una autoridad cada vez mejor preparada profesionalmente para hacer valer la cultura de la disciplina, el orden y el debido acatamiento de las leyes, y una población educada en esos valores, que incluyen reclamos tan elementales, y tan burlados hoy, como no molestar a los demás con ruidos, estridencias, malos tratos y groserías”, a lo cual solo agregaría, adulteración de precios, irrespeto a las medidas sanitarias, agresión a los espacios públicos… para no hacer interminable esta lista.
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