Con más de cincuenta años de explotación, la fábrica de cigarros Juan D Mata Reyes, del municipio espirituano de Trinidad, alarga su esperanza de vida gracias a las innovaciones del departamento de Mecanización
A pocos metros del área de producción, Osvaldo Jorge Rodríguez casi disfruta el rugido de las máquinas. Las conoce todas, las que tragan y muelen la hebra, las de envoltura y las que entregan el cigarrillo; a cada una ha tenido que pasarle la mano cientos de veces el mecánico de la Fábrica de Cigarros Juan D Mata Reyes, de Trinidad.
Osvaldo es de pocas palabras -como muchos de sus compañeros del departamento de Mecanización-, una especie de puesto médico donde se alivian los “achaques” de la tecnología con más de 50 años de explotación y una vitalidad tremenda gracias a la pericia y el apego de estos hombres; pero su historial impresiona.
Entró a la fábrica como auxiliar de maquinista hasta llegar al área de mantenimiento. En casi cuatro décadas de labor ha cumplido muchos de sus sueños: 16 años Vanguardia Nacional, la medalla Hazaña Laboral, viajes de estímulo a las antiguas Unión Soviética, Checoslovaquia y Alemania, la proeza de producir 6 millones de cigarrillos en horario extra y donar esa remuneración para la defensa. “El secreto está en trabajar en colectivo y creer que no hay nada imposible”, dice el también presidente del comité de innovadores y racionalizadores.
Cuando se desafía el ruido y el fuerte olor a nicotina, los encuentran a todos en su puesto de labor. Miguel Borges González, el jefe del departamento, ofrece una clase magistral sobre el estado técnico de la añeja fábrica: “Las máquinas en funcionamiento -de procedencia inglesa y la mayoría alemana- datan de la década del 70, aunque tuvimos algunas más antiguas (de 1914); pero todas se consideran únicas en el mundo, por lo que las piezas son muy costosas. Si las concentramos en un metro cuadrado superan el medio millón de pesos”, recalca a modo de ejemplo.
Sin embargo, la pequeña fábrica trinitaria figura entre las más estables del país por el cumplimiento de sus planes de producción, aunque no exista oferta hoy de cigarros en le red comercial ni tampoco se satisfaga la demanda de los fumadores espirituanos.
También es líder en la labor de ciencia e innovación, elabora muchos de los prototipos de las piezas gracias a la inventiva de los trabajadores de mantenimiento para luego contratar su producción en serie con otras empresas cubanas, y contribuye a la solución de problemas tecnológicos en centros de salud y de la alimentaria en este municipio.
EN EL CORAZÓN DEL TALLER
El departamento de Mecanización de la fábrica Juan D Mata Reyes lo integran los talleres de enrollado, electricidad, soldadura, maquinado y de mecánica. De los 22 trabajadores, un grupo se encuentra vinculado al proceso de producción y el resto se encarga del mantenimiento planificado a la industria, “con un estado técnico favorable gracias además a la sincronización y estabilidad del resto de las áreas de la entidad”, acota Miguel.
“Otra de las fortalezas –subraya- es la preparación de todo el personal, lo que permite la rotación por cada área. Cuando falla algún equipo se reúne el colectivo, cada cual aporta su idea, se realizan los estudios y las pruebas con más de una solución. Tratamos de incidir siempre sobre la causa del problema.”
Y ante una rotura todos se olvidan del horario. La de la máquina enfriadora sobresalió entre las más complejas. “No teníamos los rodillos, hubo que buscarlos en la Papelera y adaptarlos. Fue muy difícil; la industria estuvo parada como cinco días, pero finalmente encontramos la solución”, recuerda Osvaldo.
La inventiva y el espíritu creativo resultan tal vez las herramientas más valiosas del colectivo que ha recuperado pizarras eléctricas y piezas de todo tipo para la caldera y las diferentes máquinas; a ello se suma el ahorro de materia prima y de otros recursos.
Los electricistas Oby Arocha Landestoy y Clemente Vázquez Sánchez, con más de 20 años de desempeño en esta fábrica cigarrera, le cuentan a Escambray sus aportes desde el taller para asegurar la continuidad del proceso productivo.
La pieza creada por Oby resuelve un viejo problema de la plancha que pega el cigarrillo y evita la parada de la máquina. Clemente se las ingenia para lograr el calibre necesario de los alambres del enrollado de los motores con las normas de calidad requeridas; pero también es de los que ha resuelto averías eléctricas en la lavandería, la cocina-comedor y hasta en los salones quirúrgicos del Hospital General de Trinidad.
Con un enfoque preventivo, los mecánicos de la añeja fábrica diagnostican las piezas más frágiles, realizan estudios de materiales y aseguran el repuesto antes del problema, una receta que les ha permitido recuperar la tecnología a través de las innovaciones.
En un ambiente tan proactivo no solo se alarga la esperanza de vida para la fábrica de cigarros Juan D Mata Reyes, también se arraiga un sentimiento de colectivismo tan esencial en estos tiempos.
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