El fango cubre las suelas de las botas del campesino, hay que imaginar sus manos, corren el mismo destino. Anduvo por el húmedo terreno cosechando el labrador.
Por: Aramis Fernández
Ahí descansan ahora, hasta que más tarde sea fácil sacarle la tierra para volver menos pesado sobre el surco, el almuerzo es solo el tiempo de sosiego, muy pronto volverá a calzar sus botas que traerá para que duerman al anochecer.
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