Las palmas para la Dirección de Cultura y Arte de Cabaiguán por la inclusión de Marisol Díaz Ferrero dentro de las personalidades y figuras a homenajear, en esta XXXIX Semana de Cultura.
Por: Daisy Martín Ciriano
Destacada investigadora y museóloga que dejó, tras su jubilación, tantas huellas de buen quehacer en el Museo Municipal. Colecciones favorecidas por sus aportes informativos, objetos museables rescatados o restaurados, informaciones documentales valiosas y gran cantidad de aportes investigativos emanados de un minucioso trabajo de búsqueda y completamiento, perpetúan por siempre la institución.
Para Marisol, nada fue difícil. Nunca se amilanó ante el muestreo de interminables colecciones como las polymitas y la numismática o quizás las pinzas de crustáceos de la comunidad aborigen. Nunca rehusó la preparación de un Té Cultural, donde desgranaba entusiasmo y picardía. Con un amplio dominio del recorrido museográfico, llevaba a niños y adultos de sala en sala. Y pensar que cuando Rafael Crespo González, la llevó en 1993 al Sector de la Cultura, provenía de la Empresa de Tabaco Torcido, nada semejante al nuevo perfil.
Ya Mar y Sol, como la identificó en un poema, el escritor cabaiguanenses Eric Conde, estaba graduada desde el 12 de julio de 1992 en la Licenciatura de Español Literatura por curso dirigido del Instituto Superior Pedagógico Capitán Silverio Blanco Núñez.
Siempre con una caligrafía perfecta y mejor aún una redacción y ortografía, redactaba los documentos pertinentes y así se inició en la Galería de Arte, primeramente, hasta que tres meses después fue avistada por el entonces director Mario Luis López Isla, quien le ofreció una plaza de museóloga en el Museo Municipal para atender el inventario.
Durante casi veinticinco años laboró en esa Institución. Hoy en cada anaquel o vitrina quedan huellas de su meticulosa labor. Así también en las colecciones de fotografías relacionadas con el Che y traídas desde el centro Che Guevara en La Habana, traducción de documentos del libanés Chamán Milla, entrevistas y documentos obtenidos sobre Owen Blandino y José Antonio Rodríguez López junto a otra investigadora e infinidad de trabajos presentados sobre colecciones y hechos poco conocidos enriquecen el quehacer de esta museóloga, a la que esta semana se le rinde homenaje. Un homenaje que debe ser perenne.
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