jueves, noviembre 21El Sonido de la Comunidad
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Rinden en Cabaiguán homenaje al Héroe Nacional en el 167 aniversario de su natalicio

Por: Lillipsy Bello Cancio

Otra vez es 28 de enero y otra vez las calles de este pedazo de Cuba volvieron de llenarse de Meñiques, Nenés Traviesas, Señores Pomposos y Muñecas Negras; las Pilar y sus mamás, príncipes, mendigos, Masikas y Loppi, desandaron una avenida añeja pero luminosa, como sucede cada vez que el calendario marca esta fecha.

Más de 5 mil 400 pioneros cabaiguanenses de todas las enseñanzas inundaron la calle Valle de los personajes que le arrancan a “La Edad de Oro” cada primer mes de todos los años y esto “para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y se vive hoy (…) Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros”.

En las casas, desde hace días, las tías desempolvaron viejos trajes, las abuelas ajustaron talles, las mamás estuvieron de hormigas locas cepillando antiguos sombreros, espejuelos, bombines del abuelo que nadie se acordaba que existían y hasta adornaron aros y engalanaron baldes, paletas, y zapaticos de rosas.

Son 167 años desde que naciera el más universal de todos los cubanos, pretexto más que válido para convocar un homenaje al que con la espontaneidad que caracteriza solo a quienes él mismo acuñó como “los que más saben querer”, asistieron y lo disfrutaron y lo rememoran cada año como si fuera la primera vez. Hoy no fue la excepción, pues un montón de razones se sumaron al honor de sentirnos hijos de la patria de Martí.

Múltiples han sido las actividades para honrar al Maestro en Cabaiguán: paradas y el desfile martiano de hoy, acampadas y conversatorios referidos al Apóstol… en las escuelas, los profesores han aprovechado y profundizan con los alumnos acerca de la vida, obra y el pensamiento del Héroe Nacional de Cuba…, todo lo cual parece insuficiente pues: “Lo que queremos es que los niños sean felices, como los hermanitos de nuestro grabado; y que si alguna vez nos encuentra un niño de América‚ por el mundo nos apriete mucho la mano, como a un amigo viejo, y diga donde todo el mundo lo oiga: “¡Este hombre de La Edad de Oro fue mi amigo!”.

En esta ocasión también acompañó a los maestros, niños, adolescentes y familiares una representación del pueblo trabajador, entre los cuales sobresalieron los combatientes de la localidad, trabajadores del comercio, la gastronomía y los servicios y profesionales del sector de la salud, dignos exponentes del sentimiento de solidaridad e internacionalismo que prodigó nuestro Héroe Nacional, no sólo a través de su legado, sino de su acción emancipadora en favor de los más humildes de la tierra.  

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