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Reanimación de comunidades en Sancti Spíritus: La metamorfosis de los barrios

Bajo la premisa de que todo cuanto vaya a ejecutarse en los barrios debe partir de diagnósticos y propuestas que realizan los vecinos, a lo largo de la geografía espirituana se emprenden ya numerosas acciones en las que, a pesar de estar involucradas entidades y organismos bajo la rectoría del Poder Popular, son los pobladores quienes trazan el camino y tienen el protagonismo

Cuando en agosto del pasado año se anunció el Plan de Transformación Integral de barrios vulnerables, que tuvo su punto de partida en algunos barrios de La Habana, comenzó un movimiento que llegó como una luz de esperanza a mucha gente; sobre todo, en sitios socialmente complejos y desfavorecidos.

Sociólogos y politólogos definen como una comunidad vulnerable aquella en la que coinciden problemas sociales con otros de índole físico-ambiental, con dificultades en el abasto de agua potable y redes hidrosanitarias, los viales, viviendas en mal estado y escasez de servicios públicos y otros que van más allá de recursos.

Esta estrategia, que en Sancti Spíritus no es nueva y tiene su precedente en el programa de reanimación de barrios, va más allá de simples reformas. Se trata de fomentar la participación colectiva para rehabilitar o construir viviendas, consultorios, panaderías, parques, viales, obras hidráulicas y bodegas y, al mismo tiempo, responder a otras necesidades y preocupaciones que conforman parte de la realidad de esos escenarios con el empuje del Gobierno, el accionar de diversos actores económicos y el hacer de los pobladores.

Bajo la premisa de que todo cuanto vaya a ejecutarse en los barrios debe partir de diagnósticos y propuestas que realizan los vecinos, a lo largo de la geografía espirituana se emprenden ya numerosas acciones en las que, a pesar de estar involucradas entidades y organismos bajo la rectoría del Poder Popular, es el barrio y sus pobladores quienes trazan el camino y tienen el protagonismo.

Lo que vaya a ejecutarse en cualquier comunidad debe partir de diagnósticos y propuestas que realizan los electores, aclara el vicegobernador de Sancti Spíritus Frank Osbel Cañizares Rodríguez, ya sea de sus necesidades e insatisfacciones para después hacer un levantamiento de cada problemática y, sobre esa base, casa a casa se hace el diagnóstico de cada núcleo familiar.

Desde septiembre del pasado año comenzó en la provincia el programa de reanimación de barrios vulnerables. Siete meses después valdría la pena preguntarse: ¿Cuánto se transforma? ¿Se llega a todos los rincones que requieren atención diferenciada?

De acuerdo con el vicegobernador de Sancti Spíritus, no se trata de una cruzada a través de los 63 barrios desprotegidos identificados en el territorio durante el 2021. “Hay muchos problemas y no se pueden resolver todos juntos, pero se ha avanzado. Durante el pasado año se trabajó en 43 comunidades y con las 805 acciones ejecutadas se dio solución a 410 planteamientos, se beneficiaron 24 814 pobladores y una veintena de comunidades dejaron atrás la vulnerabilidad”, precisó.

Pero aquí viene la traba para cualquier economía en crisis: dinero y cuando se trata de ejecutar acciones para el desarrollo de cualquier comunidad el principal freno es el financiamiento y el déficit presupuestario. Felizmente, según fuentes gubernamentales, en el presente año se pretende trabajar en 70 asentamientos de todos los municipios espirituanos, tanto urbanos como rurales, incluidos los pendientes del 2021 para lo cual, a diferencia del año precedente, se ha dispuesto de un financiamiento de más de 66 500 000 pesos, y de ellos ya se han ejecutado cerca de 8 millones.

Algunas comunidades han sentido un alivio dentro del amplio diapasón de complejidades y problemas que resultan comunes en casi todos los barrios: rehabilitación y construcción de viviendas, eliminación de pisos de tierra y cubiertas endebles, mejoramiento de aceras y viales, saneamiento y reparación de redes hidráulicas, del alumbrado público e instalación de servicios de telefonía fija, así como la rehabilitación de instituciones y espacios públicos.

De igual modo, se han agilizado trámites de legalización, se ha brindado apoyo económico a núcleos vulnerables y otorgado subsidios a personas con necesidades constructivas en sus viviendas, sumado a la solución de problemas sociales relacionados con el empleo, el alcoholismo, entre otros.

Así lo atestiguan los más desfavorecidos de barrios como Agramonte, en la cabecera provincial; La Yamagua, en Taguasco, o Júcaro, en Yaguajay, quienes experimentaron de cerca que la misión se las trae, pero vale la pena por las señales de mejoría que hoy viven.

Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, ha llamado a los cubanos a no dejarse vencer por el conformismo, porque aún queda mucho por hacer.  De ahí que la gente se crezca y se sume a arreglar su pedacito en sitios como el Camino de La Habana y El Caney, en Sancti Spíritus; en El Cinco, en Jatibonico; Santa Rosa, en Taguasco; La Pastora, en Trinidad, y Peralejo, en La Sierpe, que actualmente reciben un empuje y esperan resolver sus mayores necesidades.

Todavía hay rincones escondidos donde vive gente que se siente desprotegida, aunque esperanzada por que el Gobierno toque a sus puertas y llegue a esos sitios donde los cambios son necesarios, donde cada quien tiene que desbrozar su propio camino, con la idea de convertir cada sitio en el lugar ideal para la realización personal, donde además de calles arregladas y casas pintadas, también estén el deporte, la cultura y los servicios de salud para que lo bueno llegue a la espiritualidad de esas comunidades y, de esa forma, saberse parte de un todo que se llama sociedad.

(Fuente/Escambray)

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