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Manejo seguro de sustancias peligrosas

El mayor José Ramón Cañizares Moya, primer oficial de prevención del Cuerpo de Bomberos de Sancti Spíritus, advierte sobre el rigor que exige el manejo de estas sustancias

manejo
Capacitar constantemente a la población para evitar accidentes es nuestra premisa, señala el mayor José Ramón Cañizares Moya.

En los últimos tiempos se han producido en el país algunos accidentes fatales, la mayoría motivados por violaciones de normas en el manejo con gases y sustancias peligrosas que se usan indistintamente por la población en la cocción de alimentos, como el gas licuado, y en los procesos productivos de algunas industrias.

Dado lo oportuno del tema, Escambray entrevistó al primer oficial de prevención José Ramón Cañizares Moya, especialista principal del Cuerpo de Bomberos en la provincia de Sancti Spíritus, con el fin de abundar acerca de las medidas preventivas para evitar estos hechos. 

Mayor, ¿qué tipos de sustancias peligrosas existen en la provincia de Sancti Spíritus?

Las sustancias peligrosas que mayor incidencia tienen en los procesos tecnológicos de las principales entidades económicas de este territorio son amoníaco, cloro, ácido sulfúrico, nitrato de amonio, tetraetilo de plomo, y los gases industriales.

¿Qué actividades realizan los oficiales de su especialidad para evitar accidentes con estas sustancias?

Los oficiales de nuestra especialidad están presentes en todos los municipios de la provincia y como parte de nuestro contenido de trabajo nos encargamos de fiscalizar la política de seguridad en los objetivos químicos y contribuimos a la preparación de los trabajadores y la población mediante conferencias especializadas. Las exigencias para este tipo de industrias es trabajar bajo condiciones seguras. Es decir, extremar las medidas para evitar acciones que puedan poner en peligro la vida de las personas.

 Lo primero que exigimos es la certificación de los sistemas tecnológicos: aval de las válvulas de seguridad, de los manómetros que miden presión, temperatura; que todo eso funcione bajo condiciones estrictamente certificadas por las entidades existentes en el país. Por ejemplo, la Agencia de Protección Contra Incendios es una de esas entidades especializadas que inspecciona los equipos tecnológicos relacionados con las sustancias peligrosas, y emite medidas de obligatorio cumplimiento. La detección de su incumplimiento genera automáticamente la paralización del proceso productivo, hasta tanto se restablezcan las normas de seguridad respaldadas, incluso, por leyes, decretos leyes, decretos, …

Otra de las exigencias que aplican los oficiales de prevención del Cuerpo de Bomberos en sus inspecciones a los objetivos económicos “Q” es la existencia de los medios de protección de los trabajadores vinculados directamente a las áreas de trabajo peligrosas, y la preparación que por indicaciones del sistema de Defensa Civil deben realizar las administraciones de esas industrias, a los trabajadores y a la población circundante, respecto a cómo deben actuar en casos de escapes de esas sustancias químicas. Pongamos un ejemplo: si en el Frigorífico de Sancti Spíritus se produce un escape de amoníaco, inmediatamente se acciona la sirena de la fábrica, se despliegan parte de los trabajadores a dirigir la evacuación de las familias vecinas hacia ambos lados transversalmente respecto a la dirección del viento, que se comprueba con una mirada a la veleta colocada en el techo de la edificación.

Ante el aviso al Cuerpo de Bomberos, que cuenta con tecnología del primer mundo para enfrentar las averías industriales con sustancias químicas, inmediatamente nuestras fuerzas especializadas acuden al lugar, dotadas de los conocimientos y los medios de protección adecuados para erradicar el escape químico. Tanto el amoníaco como el cloro, son dos sustancias que afectan las vías respiratorias de las personas sin protección y las asfixian, además de producir quemaduras graves que pueden provocar también la muerte.  

¿Por qué razón usted no mencionó entre las sustancias peligrosas al gas licuado?

Las sustancias peligrosas son químicas, por eso le llamamos objetivos “Q” a las industrias que las utilizan en sus procesos productivos. El gas licuado no es una sustancia peligrosa, se convierte en peligrosa cuando no sabemos manejar este tipo de combustible, que se utiliza generalmente en la cocción de alimentos, tanto por la población como por algunas instituciones. En la ciudad de Sancti Spíritus se aplicó la gasificación masiva de las viviendas, que favorece cualitativamente la cocción de alimentos. Qué se requiere para evitar accidentes, sencillamente cumplir las normas técnicas en el uso de este combustible doméstico.

 Qué violaciones resultan potencialmente peligrosas, ejemplo el traspaso de gas entre balitas por personas no autorizadas y sin los medios idóneos. Cualquier persona que conozca de estas violaciones debe reportarlas al teléfono 105 del Cuerpo de Bomberos. Entre las recomendaciones para el uso correcto de este combustible están la colocación de la bala en un lugar ventilado, preferentemente con una pared de por medio respecto a la cocina y cuando se concluya la cocción de alimentos, cerrar la válvula de la balita. Y, en caso de escape de gas, no accionar interruptores eléctricos ni rallar fósforos. En estos casos la medida es cerrar las llaves de la cocina y la válvula del depósito de gas así como ventilar la habitación, hasta que se disipe el gas del ambiente.   

¿Qué acciones se consideran imprescindibles para evitar accidentes con sustancias peligrosas?

Lo primero es el estricto cumplimiento de las regulaciones establecidas por las instituciones especializadas para el uso seguro de las mismas. Es vital también la limpieza de las áreas de trabajo donde están presentes estas sustancias, compresores, depósitos de gas, antes de iniciar la jornada laboral, para eliminar cualquier premisa de accidente que se pueda generar por deficiencias organizativas del flujo productivo. El 80 por ciento de los accidentes de esta naturaleza han estado motivados por problemas organizativos. Una advertencia necesaria: los gases comprimidos, dígase gas licuado, oxígeno o acetileno, no pueden tener contacto con grasas, lubricantes ni combustibles, porque automáticamente provocan una explosión. Otra cosa, los gases son más pesados que el aire y cuando se produce un escape, estos se concentran en los espacios vacíos como habitaciones, a baja altura, siempre inferior a un metro de altura, por esa causa no siempre se percibe el olor.

La disciplina tecnológica de los trabajadores y de la población es la clave para evitar accidentes con gases y otras sustancias peligrosas.

(Tomado/Escambray)

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