Cuando el nombre de Cuba apenas se conocía en el mundo, el tabaco ya era llevado triunfante en diversas formas: rapé, rama, picadura para pipa y otras. Pero era el puro torcido a mano, el Habano, el deleite de los fumadores. La historia del torcedor entonces se torna larga y compleja, si se atiende a que «tabaco y azúcar constituyen la armazón entre la que se estructura nuestra nacionalidad», al decir del sabio cubano Fernando Ortiz. Ellos constituyen uno de los grupos más relevantes da la nacionalidad cubana.
Por: Aramis Fernández
Cabaiguán es una de las mejores cunas del tabaco en el mundo, sus fábricas de torcido son verdaderos talleres de arte donde las manos de los hombres y las mujeres dan cuerpo al habano ligando diferentes variedades de la hoja, procedentes no solo de aquí sino desde otras partes de la isla también lo cual ofrece una calidad superior para quien degusta un buen tabaco cubano.
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