Velar por la transparencia y legalidad del referendo del Código de las Familias compete a más de un centenar de colaboradores del municipio. Estudiantes de la FEEM y la FEU son protagonistas y también están al tanto de cada detalle
Por: Alexey Mompeller Lorenzo
El referendo popular del Código de las Familias marca un antes y un después en Cuba. En esta jornada dominical los jóvenes cabaiguanenses dicen presente, ayuda que han prestado desde que el código de los afectos era apenas una propuesta de ley.
Este 25 de septiembre deviene el momento para confirmar las realidades de todas las familias del país representadas en la norma legal.
Porque el Código de las Familias no separa, únicamente acerca, las nuevas generaciones han sido testigos del perfeccionamiento del documento hasta llegar a su actual versión.
Otra vez la mayor de las Antillas convoca a los arquitectos del futuro para hacer historia. Mucho antes de que aconteciere el ejercicio, muchachos y muchachas ocuparon sus agendas con encargos de la tarea, vísperas del día cero.
El referendo popular involucra a 182 colaboradores y en esa vanguardia distinguen los adolescentes y jóvenes cabaiguanenses. ¿Su misión? Velar por la transparencia y legalidad del sufragio.
Aliados a la Federación Estudiantil de la Enseñanza Media (FEEM) y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) no dudaron en asumir tal responsabilidad.
El pasado 18 de septiembre alistaron condiciones en la prueba dinámica. Hoy le entran con todo para visionar con lupa cada detalle de la votación.
En los colegios electorales permanecen pendientes de las listas, del mínimo detalle previo a la apertura de esos espacios. Celular en mano registran un suceso único en sus vidas y de la mano de profesores y demás autoridades electorales contribuyen al éxito del referendo.
Apenas les alcanzan las horas para el descanso mientras elaboran uno y otro parte informativo. En constate comunicación están con sus superiores y llegada la hora del cierre de la votación, todavía les restará contenido por hacer.
Los educandos de los niveles medio y superior pactaron su palabra. Creen justo lo que la Patria ha hecho por ellas y ellos. Les compete devolver con creces tanto esmero de un sistema que se desvela por su formación integral.
Para llegar a esta altura del proceso y adentrarse en él, constaron algunas sesiones de capacitación. Las mismas aulas de sus centros lectivos sirvieron de escenario para empaparse en temas que hoy les resultan de fácil comprensión.
Otros, sin vestir el traje de colaboradores, igual vibran de regocijo. Hablo de los 2 078 arribantes, quienes por vez primera ejercen su derecho al voto al haber cumplido los 16 años, oportunidad que tienen siempre que se encuentren en pleno goce de sus garantías políticas y civiles.
Cuba está convencida, los herederos del mañana obran por el Código de las Familias; sencillamente “votan con el corazón”.
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