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Transformadores: La sala de urgencia en Sancti Spíritus (+Fotos)

Más de 200 transformadores son reparados anualmente en el taller del Centro de Operaciones de la Empresa Eléctrica en Sancti Spíritus

Una de las mayores conquistas de la Revolución en la provincia de Sancti Spíritus es el logro del 99.8 por ciento de electrificación, éxito que ha beneficiado a la población del campo y de la ciudad, además de facilitar el desarrollo económico y social del territorio.

A eso se suma el hecho de que, en la actualidad, de las más de 186 000 viviendas existentes, únicamente algo más de un centenar carece de la corriente que distribuye el Sistema Electroenergético Nacional, debido a lo aislado e intrincado de los lugares.

Nada de ello, asegura Javier Díaz Isern, especialista al frente del Taller de Transformadores de la UEB Centro de Operaciones de la Empresa Eléctrica en Sancti Spíritus, es posible sin la colocación de postes creación de redes eléctricas, circuitos primarios y secundarios y todo ello lleva, de forma imprescindible, la instalación de transformadores.

CUBOS EN LAS ALTURAS

El ruido ante una avería es impresionante, un rugido fuerte que estremece cables, hay cambios de tensión, las luces parpadean y muchos equipos se dañan. Todos saben que cuando se deterioran se interrumpe el servicio, lo que casi nadie sabe es lo importante que resultan para la estabilidad en la generación de energía.

¿Qué es un transformador y para qué sirve?, eso lo explica muy bien Díaz Isern, quien asegura que se trata de dispositivos eléctricos capaces de aumentar o disminuir el voltaje y la intensidad de la corriente alterna, de forma tal que el flujo permanezca constante. Este equipo sostiene la entrega de energía eléctrica con calidad y ello evita que se afecte el servicio por la distancia que pueda separar al centro generador del receptor final.

“Pero se rompen o se queman debido a múltiples razones: cortocircuito en la red eléctrica, daño de lluvias o tormentas, postes que se derrumban, problemas con los aceites minerales, y otras veces no tienen el adecuado mantenimiento. Ante todos esos avatares es aquí donde se arreglan.

Dentro de este taller el objetivo es enrollar los transformadores, repararlos y darles mantenimiento. En otros tiempos, cuando tenemos aquí se reparan unos 200 equipos al año, pero la falta de recursos nos ha hecho disminuir el ritmo. El único que no nos falta es el aceite que proviene de la refinería Sergio Soto, pero también usamos estaño, electrodos, aislantes y tornillos que no entran al país desde hace mucho tiempo”, refiere el especialista.

Antes de 1989 no existía el taller ni había en la provincia una cultura sobre la reparación de tales equipos, los cuales se enviaban a arreglar a un taller en La Habana, mientras seguían dependiendo, en mayor medida, de que el país los importara a precios elevados. Hoy colman las naves y el amplio patio de la unidad de reparación espirituana unos 1 000 equipos de diferentes niveles de voltaje, los cuales, ya desarmados y sin nada en su interior, parecen grandes y pequeños reservorios.

“Sobre la marcha hemos ido aprendiendo, descubriendo sus secretos, y asumíamos problemas técnicos. Ahora hay que enfrentar las limitaciones y carencias porque no es tan fácil como muchos creen. El transformador lleva un proceso, primero el desarme y después el secado en el horno y luego empezar la reparación”, explica Alberto Alba, un joven técnico de nivel medio en Electricidad, quien con cerca de una década de experiencia en los talleres sabe a ciencia cierta que la mayoría de los equipos que se dañan por truenos y descargas eléctricas casi nunca tienen solución, a diferencia de los que llegan con un primario partido o roto por una sobrecarga.

HIERROS VIEJOS QUE APORTAN INGRESOS

Un transformador cuesta en el mercado internacional de 1 500 a 2 000 dólares, en dependencia de la capacidad en kilovoltio amperes y también de su tipo. De ahí la importancia de devolver la vida útil de las más de 10 200 máquinas de este tipo instaladas en toda la geografía espirituana.

“Este año ha sido atípico porque hasta la fecha solo hemos logrado salvar por las conocidas limitaciones de recursos unos 60 transformadores, aunque hacemos otros trabajados como darles revisión en nuestro laboratorio a los que llegan donde se les da el visto bueno y se les ajusta el voltaje, además de que repasamos las crucetas o estructuras metálicas donde se montan, así como labores de mantenimiento a diferentes empresas e instituciones estatales pero el trabajo real es recuperar los rotos.

También les damos curso a los que no se pueden recuperar y lo aportamos como materia prima. Ya este año se han entregado más de 7 000 kilogramos de acero y 980 kilogramos de cobre y esa una de las fuentes de ingreso de esta unidad”, acota Javier.

En medio de la contingencia energética que vive el país la vida no se detiene para el pequeño colectivo a los cuales se suman los encargados del montaje, como lo hacen hoy cuatro de las brigadas de líneas de la UEB con todo su personal técnico y de las subestaciones, que tienen la responsabilidad de devolver a Pinar del Río los más de 550 transformadores dañados por el huracán Ian.

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