La Historia nos detiene en una familia cabaiguanense para enmarcar, precisamente la figura de dos mártires que a pesar de haber nacido en El Guajén, territorio de Cabaiguán, entregaron sus vidas durante la liberación del poblado de Jatibonico el 28 de diciembre de 1958.
Por: Daisy Martín Ciriano
Petra Perdomo Camacho, contrajo matrimonio a finales de la década de 1930 con Alberto Santos Tristán que procedía de la zona de Jatibonico, en la antigua provincia de Camagüey. De esa unión nacieron varios hijos, entre ellos Rolando Enrique y Mario Roberto, quienes a diferencia de su hermano mayor se desarrollaron con buena salud. Incluso no quedaron exentos de los motes que tradicionalmente decían los campesinos a sus hijos y parientes: Pocholo y el Titi, así los llamaban cariñosamente en el seno familiar.
Eran unos muchachos muy cariñosos y expresivos por lo que la decisión de trasladarse a vivir para Jatibonico no resultó de mucho agrado de primer momento, pues la madre temía por el sustento de los pequeños, pero el padre había encontrado trabajo eventual en aquella zona y además necesitaba ubicar su vivienda cerca de la familia. La situación era cada vez más difícil para sostener el hogar y los niños crecen en este ambiente de carencias, sacrificios y miserias.
Con grandes esfuerzos comenzó Rolando a estudiar a Camagüey y después en las escuelas Pías, que eran centros para niños pobres, atendidos por monjas, donde la enseñanza era gratuita. Más tarde, para cursar la enseñanza secundaria, tiene nuevamente que regresar a Camagüey.
Era un joven responsable, estudioso, tenaz, valiente y justo por lo que estas cualidades le permitieron ganarse muchos amigos. Tenía un profundo amor por la obra martiana, bajo sus preceptos se forjó su conducta. Realizó cursos de mecanografía y taquigrafía. Estudió Bachillerato en Sancti Spíritus y comenzó a reunirse con otros jóvenes que se pronuncian contra las atrocidades que cometía el régimen.
De igual manera se desarrolló en Roberto el amor patrio. Elcontinuó viviendo y estudiando en Jatibonico. Allí realizó sus estudios primarios, pero pronto tuvo que ganarse la vida con su trabajo y además pagarse los estudios secundarios. Trabajó en el Casino Español y en el Club Siboney de Jatibonico. Se vinculó totalmente al trabajo como dependiente en el Night Club. Allí estableció contactos con miembros del MR-26-7.
La madurez política y su resolución de unirse a los rebeldes que combatían contra la tiranía le llevaron a ingresar a las filas de los revolucionarios. Rolando, se incorporó a la lucha armada, bajo las órdenes de Víctor Mora, el 21 de diciembre de 1958. Estas fuerzas operaban en la zona de Camagüey en la Columna 13. Roberto, se encontraba bajo el mando del Comandante Félix Torres, pero solicitó su traslado para estar junto a su hermano. Tras la incorporación de Roberto a esta Columna se produce el encuentro y ambos se unen a las fuerzas del Comandante Armando Acosta Cordero, que se disponían a liberar el pueblo de Jatibonico.
El 28 de diciembre de 1958 partieron hacia Jatibonico donde conocieron que la tiranía había pedido refuerzos y que hacia ellos avanzaba el Tercio Táctico de Camagüey. Los dos hermanos se encontraban, junto a otros combatientes en las a salida para Ciego de Ávila, en el lugar conocido como El Túnel. Allí se habían parapetado bajo el puente y los militares oficialistas al descubrirlos arrojaron sobre ellos una ráfaga de balas con la que cercenaron el cuerpo de Rolando y poco después el de Roberto.
Faltaban pocas horas para la huida de Fulgencio Batista y del alcance del triunfo de la causa que defendían. Desde hace varios días el pueblo de Cabaiguán al igual que el de Jatibonico rinde merecido homenaje de recordación a estos dos niños héroes.
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