Hace algún tiempo, aquí radicó la Carpa Roja, sitio donde se vendían productos agrícolas a precios más bajos. El telón de la carpa cedió el espacio a un proyecto para mejorar condiciones de expendio de las citadas mercancías. De buenas a primera, dijeron que no se podía seguir, nadie lo dijo antes, Está muy cerca del ferrocarril donde cruzan muy pocos trenes. El litigio sigue, no hay acuerdos, mientras tanto sí mucho material gastado que pagó Liborio y abundancia de orina, heces fecales y restos de productos que le sobran a los carretilleros.
Por: Aramis Fernández
No se trata de tumbar o no tumbar la construcción, se trata de buscar una solución. Si en las cercanías hay una guarapera, otros kioscos y además en esa calle se expenden los productos en las ferias dominicales, la pregunta se cae de la mata: ¿Por qué se permite todo eso y no acaban de dar la autorización para que se construya la carpa de la discordia?
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