Entre tablas de una vieja pared, algunas puntillas amenazan con pincharlo y el verde de la hierba que tal vez algún día sus gotas humedecieron descansa el viejo porrón campesino
Por: Aramis Fernández
Pasan los viejos y miran, con la mirada vuelven recuerdos de juventud cuando paraban en medio del surco a fin de saciar la sed. Pasa el joven y pregunta: ¿Qué es ese trasto, para nada ha de servir?. Es el adiós a las costumbres, a la cultura agraria campesina, toma entonces de la botella plástica un poco de agua caliente, porque ella no es porrón ni la mantiene fresca.
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