El guajiro cubano encarna su identidad para siempre, en cualquier lugar en que se encuentre es incapaz de olvidar el terruño donde nació
Por: José Miguel Fernández Nápoles
Tomado del grupo de Facebook: Personas de Santa Lucía, Sancti Espíritu, Cuba.
A mí el murmullo del arroyo
me dice más cosas que los discursos,
el canto de los pájaros
me resulta más agradable
que la música de las discotecas.
Soy feliz comiendo yuca con mojito de ajos
y cuando los gallos cantan al amanecer
agradezco a la vida una nueva oportunidad.
¡Soy guajiro!
Y ese es el diploma del que estoy más orgulloso
Me bañé encuero en los ríos cuando era niño,
arrié los bueyes de mi viejo,
sembré frijoles y posturas de tabaco,
comí huevos con harina de maíz
y pesqué con lombrices.
Viví en una humilde casita
donde caían goteras
y el sol se colaba por las rendijas
Soy campesino, y la mitad del mundo
daría hasta lo que no tienen por una niñez como la mía.
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