Por Daisy Pilar Martín Ciriano
Muchos investigadores aseguran que el espacio que se encuentra a la entrada del paseo de Cabaiguán con dirección a Sancti Spíritus, es donde se guardan importantes momentos y hechos relacionados con la historia del poblado. Muy demostrado está su vinculación con el camino de Sagrera y con la avenida de Placetas, muy cerca con el camino de Santa Cruz y más aún con su cercanía al fortín español.
Pero, también su historia se encuentra ligada a festividades, huelgas, manifestaciones e importantes sucesos que marcan la historia de este pueblo, como lo es, el paso de la Caravana de la Libertad, en 1959 y el recorrido que hiciera el Che y algunos compañeros, cuando se nombró Hijo Adoptivo del lugar.
Lo cierto es que a este espacio siempre han concurrido decenas de personas para encontrar su tranquilidad y su frescor, pero por estos días al paseo se le une otro nuevo y difícil momento.
Por estos días, en que se requiere que cada habitante permanezca en su hogar, alejado del conglomerado de personas y del riesgo a la pandemia, el paseo está desierto. Limpio y majestuoso no tiene el bullicio de la Peña Deportiva, tampoco se observan los estudiantes que se esperan los unos a los otros para marchar a sus clases, ni se ven a los choferes de alquiler que vociferan sus rutas a los pasajeros.
Entonces cuando pase esta tormenta, los que escriban la historia del poblado o reseñen momentos difíciles, tendrán que detenerse en este citadino espacio; el más gustado y concurrido, el único, y desde sus bancos rememorará este tiempo, porque de seguro que los cabaiguanenses sobrevivirán para contarla.
Y nuevamente quedará la impronta del lugar, recogida en la historia, la historia que cada día será guardada con celo bajo el ondular de nuestra hermosa bandera.