viernes, noviembre 22El Sonido de la Comunidad
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Promesas de verano

La inflación galopante, el deterioro de las instituciones culturales y la falta de dinamismo en las propuestas pusieron frenos a la recreación en Cabaiguán durante este verano

verano
Las Fiestas de barrio animaron varias zonas del municipio.

Por: Alexey Mompeller Lorenzo

Par de suspiros más y el verano de 2023 será historia. Al pasar la página de estos meses estivales, pródigos en opciones recreativas cuando recesan las actividades académicas, las costas seducen sobremanera y el clima agobia, se preguntará si el esparcimiento hizo estancia en Cabaiguán.

De acuerdo con apuntes de la Comisión Municipal de Recreación para esta etapa de ocio se programaron más de 2 000 propuestas basadas en las demandas de todos los segmentos etarios. A las cuadras las sorprendieron las Fiestas de Barrio y a unos kilómetros de la urbe cabecera, la sugerencia Arte en la comunidad deleitó a las familias residentes en zonas alejadas.

A la carga volvieron los brigadistas José Martí, el movimiento de aficionados y profesionales de demás manifestaciones artísticas comprometidos con la cultura y la diversión sana. Los trillos que conducen hacia áreas alejadas del bullicio citadino los desandó la Cruzada teatral por la Ruta del Che, regalo habitual cada verano.

Afortunadamente, el rescate de clubes del ayer reciente sonorizó las jornadas y ojalá mantengan su esencia. Igual los clics de los Joven Club de Computación hicieron las delicias de unos cuantos usuarios para desafiar al tedio y las entregas de la pequeña pantalla nacional con el sello del reciclaje.

Por su parte las instituciones culturales abandonaron sus sedes. Esa ha sido su tabla de salvación para atraer a los públicos por medio de invitaciones de carácter extensionista. Congregar a los cabaiguanenses en tales espacios que antaño cerraban por capacidad de asistencia, hoy resulta una deuda pendiente y solo los curiosos se acercan; otros, acaso, leen la cartelera y siguen de largo.

Dinamizar las actividades de estos centros, las mismas acumuladas en cuartillas para cumplir con pedidos de instancias provinciales y dibujar promesas en estadísticas, si bien no todo lo planificado queda escrito en el hielo, captaría el interés  de quienes ignoran los talleres vacacionales impartidos en la casa de cultura, encuentros guiados por la red de bibliotecas y de proposiciones donde la historia toma la palabra.

Cobijar esos anhelos requiere de instalaciones con totales  garantías para ofertar la creación y asegurar el confort.  A la sombra de una infraestructura deficiente lejos están los cabaiguanenses  de mostrarse cautivados por una presentación que, aunque de primer nivel, la empañaría el estado constructivo de la mansión de las artes Arturo Alonso, sometida a un proceso de rehabilitación que no exhibe muchos cambios.    

El Museo Municipal apenas supo del período veraniego. Ni un visitante recorrió las colecciones patrimoniales. A puertas cerradas continua el centro afectado por la filtración de aguas albañales emanadas del inmueble contiguo. Casi en la despedida de agosto la ansiada solución siquiera se vislumbra y ante la contingencia, los especialistas decidieron   llevar las memorias del pasado a la comunidad.

Así pinta la etapa estival en el territorio  que no pecó de apagones, aunque en menor medida, ni de tradicionales topes deportivos, iniciativas del Inder  para ejercitar los músculos.

Los festejos populares, una discreta representación, devolvieron   cierta algarabía  a la avenida Sergio Soto y calles aledañas. Lo que sí nunca regresaron a los bolsillos fueron los ahorros gastados en las carpas de emprendimientos no estatales. La inflación sazona nuevamente los meses más cálidos del año. Los precios excesivos llamaron a la reflexión para adquirir bebidas y confituras con importes cotizados a la altura de una cafetería parisina.

¿De qué bondades recreativas hablamos con tarifas exorbitantes en los catálogos de las agencias turísticas de reservación? Incluso, la modalidad de pasa-días a destinos de sol y playa asemeja un insulto al salario máximo de un trabajador o a las finanzas de ese artífice del “invento”. Ambos ejemplos se debaten en pasear, comer o vestir.

Las botas en este y otros momentos del calendario se las ponen las mipymes y negocios privados. Los jóvenes en su mayoría disfrutan de salones climatizados, de coctelería de lujo y de Djs que agitan la pista. El servicio se agradece. No sé si los padres de algunos dirán lo mismo, cuando el próximo fin de semana le alcancen los miles para el pago de la factura.

Me refiero a quienes tienen la posibilidad de que los suyos le costeen los gastos. En cambio, la cara opuesta de la moneda conoce de esos sitios desde la acera. Con la resignación a cuestas van tras segundas y terceras opciones.

Otra vuelta al sol y este hemisferio vivirá un nuevo verano al que no dudo le impriman en Cuba el mismo amor para limar el mal sabor de vicisitudes y carencias. Depositemos la esperanza en que será diferente y con promesas de menos.   

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