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Vivencias del Che en el Escambray y su vínculo con la guerrilla cabaiguanense

El encuentro entre el Che y parte del movimiento revolucionario de Cabaiguán acontece entre El Cacahual y Santa Rosa. Durante el intercambio el Che razonó que la guerrilla debía mantenerse en el mismo lugar, ya que desde allí podía contribuir al suministro que necesitaban

Che
La dirección del MR-26-7 en Cabaiguán conoció prontamente de la presencia del destacamento guerrillero en el lomerío del Escambray espirituano.

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano

Instalado el Che en el Escambray, el 16 de octubre de 1958, adoptó de inmediato las medidas estratégicas y los elementos prácticos necesarios para cumplir la misión encomendada, de lograr la unificación de los esfuerzos revolucionarios en la región para propiciar acciones conjuntas que posibilitaran la liberación de los pueblos de la provincia de Las Villas.

La dirección del MR-26-7 en Cabaiguán conoció prontamente de la presencia del destacamento guerrillero en el lomerío y envió la orientación a Enoel Salas Santos para que contactara con la jefatura rebelde y se pusiera bajo sus órdenes. El encuentro se produjo entre El Cacahual y Santa Rosa. Durante el intercambio el Che razonó que la guerrilla debía mantenerse en el mismo lugar, ya que desde allí podía contribuir al suministro que necesitaban y que subiría desde Cabaiguán, Fomento y Sancti Spíritus. Consideró además, enviar junto a ellos a Armando Acosta Cordero y a Orlando Pantoja Tamayo, a la vez que otorgó el grado de primer teniente a Enoel, por desempeñarse como jefe de la guerrilla.

Muy pronto se esparció por el lomerío y el llano la noticia de la existencia de rebeldes en las montañas y hasta allí se desplazó,  entre los primeros, Miguel Reyes Castro, líder del sector tabacalero, también los representantes del movimiento revolucionario Carlos Pérez Hernández y  Máximo Vázquez  Pérez. De estos hombres ya conocía el Che y en ellos confió desde el primer momento. No dejaron de ascender las mujeres y ofrecer su colaboración.  Una de las primeras que llegó hasta el campamento de Manaca Ranzola fue Antonia María Hernández López, Toña. El Che se interesó en saber que hacían en Cabaiguán los del 26 y cómo estaban organizados, incluso le insistió en que cuando enviaran notas o papelitos utilizaran su nombre de guerra como medida de seguridad.

A partir de este momento comenzó la comunicación con la fuerza clandestina de Cabaiguán y también a recibir determinadas necesidades que tenían. Esta es una de las razones por la cual se afirma que la liberación del poblado, el 22 de diciembre de ese propio año, fue un golpe importantísimo contra la tiranía, el que fue seguido por su derrumbe en Santa Clara.

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