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Mijaín López: Gigante de integridad y moral

Mijaín López resulta el protagonista del más reciente capítulo de linchamiento mediático tras su respuesta a los intentos de ofensas y acoso a los deportistas cubanos en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile

Por: Lillipsy Bello Cancio.

En medio de tantas limitaciones materiales, escaseces de todo y los precios que asfixian, debo confesar que pensé que pocas cosas le quedaban por ver a un cubano, que a estas alturas nada podría sorprendernos, que nos habían aniquilado la capacidad de asombrarnos.

Pero el último capítulo, bochornoso para no variar, de los «odiadores» como tan acertadamente se le ocurrió a alguien llamarlos ha rebasado todo límite de cordura y sentido común pensado: el escenario? Santiago de Chile, juegos Panamericanos de 2023; ¿»Víctima del linchamiento mediático»? Nada más y nada menos que Mijaín López.

Quizás usted, amigo lector, no haya podido visualizar el vídeo en el que un histérico personaje arremetía verbalmente contra los peloteros cubanos y los seguidores que los apoyaban desde las gradas.  Dicho  «cubano» (sí es que se le puede llamar así) no fue al estadio a apoyar al equipo Cuba, fue a enarbolar consignas políticas. Y usted, como yo, podrá preguntarse: «¿Consignas políticas en un juego de pelota?» Y acostumbrados como estamos los últimos tiempos a estos «patriotas» que se convierten en activos luchadores por la libertad de Cuba una vez ponen un pie en un avión hacia cualquier parte, pudiera incluso no sorprendernos.

El resto estaba allí apoyando al equipo, y cuando ese señor bajó fue con la única intención de provocar, porque todos tenemos ideales y unos los defienden más o menos que otros, pero a nadie le gusta que venga un tercero a irrespetar un espacio que se pretende con otro objeto social. 

Y la parte del cuento nunca hecha es que ése muchacho bajó y le restregó la bandera en la cara a una persona del INDER que estaba viendo el juego, la cual evidentemente se molestó y le quitó la bandera (eso lo hubiera hecho yo, aunque a decir verdad los que me conocen saben que cuando de defender la Patria se trata no suelo ser tan diplomática como lo fue dicho funcionario).

Mijaín incluso trató de apaciguar a la gente y decir que no se alteraran con ése muchacho que lo que estaba era provocando. Y resulta que le caminó para arriba diciéndole un poco de cosas y Mijaín lo alejó con la mano en su cara.

¿Qué le dio un piñazo? ¿Alguno de esos «preparadísimos» comentaristas se han detenido siquiera a investigar lo que semejante fuerza le hubiese hecho al susodicho personaje? Hay quien afirma que  si Mijaín le da un piñazo como se ha dicho, lo mínimo que le faltaría ahora es un diente.

En el modesto criterio de esta  periodista la anterior es una predicción bastante conservadora para mí gusto.

Y por supuesto, el hecho ha generado todo el revuelo para el que fue pensado. Y aquí viene otra de esas  que ha petrificado mi capacidad de razonamiento: ¿Es acaso cuestionable, por cualquier razón, la calidad deportiva de un «fuera de serie», de un «monstruo», de un «ser de otra galaxia» cómo lo es Mijaín López? ¿Puede alguien concebir la absurda idea de que por defender sus principios, aquello en lo que cree (independientemente de si coincide  o no con el resto del mundo), alguien pueda afirmar «ya no lo respeto más», sobretodo si ese alguien se hace llamar José Ariel Contreras, un pelotero que en una de sus visitas a Cuba reconoció su nostalgia por el Sandino?

Una pregunta a esos que, del lado de allá se venden como fieros leones, cuando antes de salir de Cuba no pasaban de mansos gatitos: ¿Pueden una vez, al menos una vez, ser coherentes y no atacar a quienes hacen lo que tanto ustedes exigen?

Es más fácil poner en tela de juicio la, integridad, la ética, la moral y el prestigio de «El Gigante de Herradura».

Integridad, ética, moral y prestigio que ya muchos quisieran tener.

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