lunes, diciembre 30El Sonido de la Comunidad
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Central espirituano Uruguay no muele, pero está en plena zafra

Los trabajadores del coloso espirituano impulsan la producción azucarera en distintos puntos de la Isla

zafra

A cierta distancia, pareciera que el central Uruguay, de Jatibonico, es un coloso dormido, en reposo, sin actividad, ajeno por completo al ajetreo que desde hace siglos media entre plantaciones cañeras y los engranajes de una industria que chupa jugo y entrega dulce azúcar.

Son solo apariencias. El Uruguay, como abreviadamente lo llama Cuba entera, no muele en la actual contienda… ¡pero está en zafra!

CON LAS BOTAS PUESTAS Y EL CASCO BIEN AJUSTADO

Tal vez, la más cercana evidencia esté dentro de la propia provincia espirituana, concretamente en la Empresa Azucarera Melanio Hernández, de Tuinucú, cuyos directivos han definido como «una fuerza clave» a los hombres que, procedentes del central jatiboniquense, no titubearon ni un instante a la hora de sudar la camisa junto a los lugareños, para conformar uno de los tres turnos de trabajo allí.

No ha sido ese, sin embargo, el único (solidario) aporte, como tampoco lo es la brigada de mantenimiento, de día, en función todo el tiempo de lo que necesite la industria.

Explica Vladimir Gómez Morales, administrador del Uruguay, que el asunto viene desde la fase de reparaciones y alistamiento, cuando en función de la zafra fueron ejecutados trabajos por valor superior al millón de pesos, mientras para otro de los ingenios en actividad hoy, el Ecuador, de Ciego de Ávila, también resultó decisiva la ayuda en áreas tan estratégicas como la de molinos.

Similar gratitud debe anidar en el Mario Muñoz, de Matanzas (ámbito de las calderas); en el también yumurino Jesús Rabí (sobre todo basculador y molinos), donde la tropa del Uruguay está decidida a permanecer con el pie en el estribo hasta el final; así como en el artemiseño 30 de Noviembre, al que, según expresa Vladimir, le salvamos la zafra mediante el montaje de una turbina de vapor nuestra, de 400 libras.

DOS GRANDES ESTRECHAN MANOS

Igual cooperación a la de hoy hubiera sucedido durante aquellos esplendorosos años, tres o más décadas atrás, cuando toda Cuba seguía palmo a palmo las incidencias de una fraternal rivalidad emulativa entre los colosos Uruguay y Antonio Guiteras –los mayores productores del país–, asentado ese último en el poblado de Delicias, Puerto Padre, en Las Tunas.

Tal vez por ello, el grupo de trabajadores que partieron hace apenas unos días desde la fábrica jatiboniquense hacia aquel oriental escenario –eso ya había ocurrido en la anterior zafra–, lo hicieron no solo conscientes de lo necesario que hoy se torna tal apoyo, sino también con la satisfacción que entraña un estrechón de manos entre dos grandes.

MI CAÑA Y OTRAS CONTRIBUCIONES

No tiene, en cantidad, la que en sus buenos tiempos tuvo, ni la que hoy desearía. Eso es cierto, y algo habrá que hacer porque sin caña no hay zafra, ni azúcar, ni exportaciones…

Pero que el 75 % de la gramínea que está moliendo el Melanio Hernández proceda de áreas agrícolas pertenecientes al Uruguay, o que en territorio de Jatibonico estén en acción dos centros de procesamiento de caña (Limpieza Batey y Valle 1), deviene también expresión de cómo se puede estar en plena zafra sin moler.

Por cierto, para asegurar el traslado de esa materia prima hacia el ingenio situado en Tuinucú, trabajadores del Uruguay recuperaron más de un centenar de «ruedas» para carros-jaula de ferrocarril.

Si a todo ello se suma que aprovecharon tubos de cobre de equipos dejados de usar en el área de evaporadores; los vendieron; beneficiaron a cinco industrias cubanas y le ahorraron a la nación unos 146 000 euros, es obvio entonces que –aun cuando se puede hacer mucho más– se está actuando con sentido económico, financiero, como país.

Todo eso está muy bien, pero… por lo que representa el Uruguay para Cuba, ¿cuándo volvemos a sentir su pitazo en todo Jatibonico?

Vladimir no se conforma con largar una campechana sonrisa que dejaría margen a cualquier abierta interpretación y argumenta:

«Estimamos unas 191 000 toneladas de caña para el próximo año. Tenemos al 83 % de avance físico en las reparaciones, y seguimos trabajando. Se nos han ido muy pocos especialistas o trabajadores, hay deseos de hacer zafra, como siempre sucedió aquí, y el país nos ha incluido entre los centrales priorizados para moler en la venidera contienda».

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