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La osadía de cultivar arroz en estos tiempos

José Antonio Rodríguez-Gallo lleva a cabo una de las siembras más importantes de arroz en el municipio de Taguasco y no renuncia al progreso en su finca

arroz

La experiencia de cultivar arroz en los tiempos que corren es casi una utopía, debido a disímiles factores que entorpecen la siembra y la producción del cereal.

Sin embargo, José Antonio Rodríguez-Gallo se aferra cada día a la idea de hacerlo posible en la Finca de Experimentación Docente Las Tapias, de Taguasco, donde laboran más de 20 jornaleros empeñados en hacer parir la tierra.

La iniciativa de recuperar las hectáreas perdidas fue el impulso para comenzar la presente siembra de arroz, que será una de las primeras cosechas del año en curso. Hasta allí decidió llegar Escambray.

Durante años la siembra de arroz estuvo suspendida en la finca. ¿Qué factores condicionaron la paralización de este cultivo?

En la finca siempre hubo diques destinados al cultivo periódico del arroz, nos encargábamos de todo el proceso, desde la preparación de la tierra para la siembra hasta la cosecha. Los últimos años han sido difíciles para los campesinos, la inexistencia de fertilizantes, la escasez de la semilla, la poca o nula asignación de combustibles están entre los factores que más nos golpean. El arroz es un grano que necesita recursos para su rendimiento, de lo contrario no resulta rentable su producción.

¿Han cambiado las condiciones de trabajo en este período? ¿Cómo sortea los obstáculos diarios?

No. Actualmente las condiciones para la siembra de arroz son adversas, la obtención de las materias primas en el mercado informal eleva el precio de costo a niveles altísimos, de esta forma resulta imposible abaratar el grano a las familias taguasquenses.

La valentía de emprender esta siembra forma parte de una iniciativa de Yilber Martínez Díaz, que es quien está a tiempo completo en el surco con los jornaleros y su juventud, unida a la experiencia de toda mi vida, protagoniza la siembra. Los obstáculos diarios existen y creo que la burocracia para lidiar con los campesinos es el principal enemigo que enfrentamos.

¿Cuáles son los principales retos para terminar con éxito la campaña?

Actualmente el principal reto es conseguir los insumos necesarios para preservar la siembra, el uso de plaguicidas es inevitable y lo estamos adquiriendo desde el extranjero, a veces por un precio cinco veces mayor a su valor real.

La producción de arroz en el país necesita del apoyo estatal, así como un mercado con precios razonables para los principales productos que incrementan el rendimiento del grano, entre los que puedo enumerar el nitrógeno, el potasio y el fósforo, que se consumen a razón de 600 kilogramos por hectárea aproximadamente.

Usted comentó que la juventud de Yilber Martínez ha sido fundamental en todo el proceso. A su juicio, ¿qué acciones se deben desarrollar para aumentar la presencia de jóvenes en el campo?

La juventud siempre será la principal semilla que debemos regar. Resulta importante ofrecer a los jóvenes la posibilidad de visualizar un futuro productivo. El primer paso debe ser vincular el trabajo del campo con las profesiones afines y así hemos hecho en nuestra Finca de Experimentación Docente.

El camino es extenso, pero debemos recorrerlo cuanto antes, es importante revivir la tierra perdida y considero que solo la juventud puede hacerlo.

¿Qué aspiraciones alimentan su empeño?

Tenemos amplias expectativas con la producción y estamos en proceso de presentar ante el Gobierno la solicitud para comenzar un Proyecto de Desarrollo Local que nos facilite una terraza para el secado del arroz y un molino, todo contaría con fuentes renovables de energía.

Con el proyecto pretendemos motivar a otras fincas a comenzar el cultivo de arroz y facilitar a otros productores la alternativa de secar y moler su grano en un lugar con las condiciones higiénicas necesarias. También incrementar la producción en pequeños polos sería una alternativa sostenible para el país.

El impulso de producir y hacer crecer la economía territorial es una acción digna del reconocimiento. La osadía de hacer parir la tierra debe fomentarse a diario. La sostenibilidad de la alimentación depende de cuánto seamos capaces de producir y de las condiciones que facilite el Estado para sacar el mejor provecho.

Tomado de Escambray

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