sábado, noviembre 23El Sonido de la Comunidad
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Un nido insólito

Este nido que cuenta con huevos de una pava y una guinea estará bien resguardado pues por las características de cada ave se conoce que ambas son ariscas y recelosas, lo cual indica una unión simpática y espectacular

En este nido se puede observar cinco huevos, de los cuales, 4 pertenecen a la pava y el otro a una guinea.

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano

El campesinado cubano mantuvo por muchos años la costumbre de criar aves y otros animales en sus corrales, así como el cultivo de plantas ornamentales, maderables o frutales en los alrededores de la vivienda. Toda esta diversidad identificaba cada sitiería y le daba notoriedad entre sus vecinos.

Entre las aves de corral que se han mantenido hasta la actualidad se encuentran las gallinas y gallos, palomas, patos, pavos, los denominados también guanajos y guineos, pero entre ellos se ha reducido en gran medida la cría del pavo real.

Estas altaneras aves de hermoso plumaje son realmente las reinas del patio. Sus brillantes colores, la elevada corona sobre su cabeza y las multicolores plumas del macho, dan una distinción especial que atrae al visitante.

Tal vez por la costumbre que adquieren estos animales de alejarse del patio y hacer vida distante del corral, se hacen proclives al extravío y a su desaparición. Muy complicada resulta poder lograr una “saca” de pequeños pavitos pues algunos campesinos narran como el pavo padre los persigue inexplicablemente con el afán de eliminar a sus descendientes. Lo cierto es que en algunos hogares aun se crían estas aves, las que se logran advertir, desde muy lejos, por el estridente sonido del macho.

Precisamente por estos días se ha logrado recopilar una información muy simpática y halagüeña. En una finca cercana a Cabaiguán existen dos hermosas parejas de pavos reales que han hecho crecer su raza con tres pavitas nuevas. Viven en paz, son bastante mansos, ya que comen de  la mano de su dueño, pero lo más insólito ocurrió en la nueva nida de la pava mayor. 

Muy cerca de la vivienda y entre unos arbustos, se encontró un nido con cinco huevos, pero lo que causa extrañeza es que existe en esa puesta un huevo más pequeño y redondeado, hasta que el dueño descubrió que con la pava estaba poniendo huevos una guinea pintica. Por las características de cada ave se conoce, que ambas son ariscas y recelosas por lo que esa unión resulta tan simpática y espectacular.

Se tejen diferentes hipótesis sobre el desenlace al transcurrir la incubación y quién de las dos cuidará la especie. Lo cierto es que los campesinos han tratado este caso con suma cautela para evitar el abandono de una de las partes. ¡Caso insólito, solo encontrado por estos tiempos en Cabaiguán! Y por ahora se espera el final.

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