Robustiano Echemendía era un hombre bondadoso que conducía con mucha lentitud y precaución sin dejar a nadie en el camino por muy cargado que estuviera su camión. Su servicio salía muy temprano desde El Guineo, zona del municipio de Fomento, para trasladar a los trabajadores hasta Cabaiguán
Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
Recorrer los viejos senderos de la historia es bellísimo y recordar a personas que lo transitaron por mucho tiempo, mejor todavía. Así resulta por el recorrido por los caminos, callejones y vías del territorio de Cabaiguán, de hace unos 40 años atrás.
A finales de la década de los 70 fueron destinadas para las zonas rurales transportes de guaguas. Hasta los lugares más intrincados como San Luis, Cuatro Esquinas de Paura y Las Minas, entre otros, llegó esta comunicación, pero mucho antes, los pobladores de estos y otros lugares aledaños, se trasladaban en transportes masivos particulares.
Por la zona de Potrerillo y hasta Las Tapias de Pedro Barba prestaba servicios Rigoberto Benavides en un camión habilitado con asientos de madera y techo de lona. Este servicio se rendía desde los primeros claros del día hasta la ciudad de Cabaiguán con regreso a las 3 de la tarde. Por otra parte en este lugar, pero hasta Potrerillo, abarcando Vega del Paso, transitó por mucho tiempo la camioneta roja de Juan Díaz, un paciente viejito que acomodaba a todos los pasajeros. La guagua que salía de Potrerillo completaba las necesidades de transportación de estas zonas rurales y ofrecía varios viajes que comenzaban a las 5 de la mañana y concluían a las 8 de la noche.
Hasta la zona de Santa Lucía y más allá también prestaban servicios algunos transportes particulares como Jesús Consuegra, apodado La Zorra, pero el más que ha perdurado en la historia es el camión de Robustiano Echemendía, un mulato grande y bondadoso que conducía con mucha lentitud y precaución, sin dejar a nadie en el camino por muy cargado que estuviera su camión. Su servicio salía muy temprano desde El Guineo, zona del municipio de Fomento, y llegaba a Cabaiguán porque en aquel entonces este pueblo era el lugar donde sus pobladores realizaban todas sus gestiones.
Hoy la totalidad de estos transportes dejaron de prestar estos servicios, aún algunos como el de Benavides y el que fue de Lázaro Yanes se encuentran funcionando, de los otros se ha perdido el rastro.
Pero resulta imprescindible reconocer el gran servicio que prestaron estos transportes particulares durante el período en que los pobladores no tenían como trasladarse hasta la ciudad a resolver problemas médicos o de índole personal o, simplemente de paseo o de compras. Ya la generación que viajó en ellos, no está presente o no puede viajar, pero sí en la memoria permanecen estos recuerdos, los que hoy, hacen historia.
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