Las piezas de barro son verdaderas obras de arte por la belleza de sus estructuras y la consistencia de los objetos. Ejemplo de ello son las tinajas y los porrones, figuras que son más conocidas en las familias campesinas
Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
El barro, material muy usado desde las comunidades aborígenes, es muy utilizado en la actualidad para hacer figuras decorativas, tejas, baldosas y otros objetos de uso común o decorativo.
En el siglo pasado, cuando no se conocían ni usaban otros materiales, esta mezcla, extraída del mismísimo suelo, sirvió para la confección de botellas conocidas como canecas las cuales se confeccionaban y moldeaban a mano.
Otros objetos de uso en el hogar fue la tinaja. Este recipiente confeccionado en talleres también manuales, era de diferentes tamaños y capacidad, con tapa o sin ella, pero muy frescas para el almacenamiento de agua. Según los campesinos el agua de una tinaja siempre está fresca, aunque sea un día soleado. Pero, cuidado, no se le ocurra a nadie introducir una tableta de hielo en su interior para acelerar esa frescura. Ellos aseguran que si esta acción se realiza, el recipiente nunca más alcanzará el frescor natural.
Otro objeto elaborado de barro, es el porrón. Esta pieza resultaba inseparable para el labriego en su faena cotidiana. Escondido bajo la maleza, absorbía toda la frescura posible, y cuando el agua se tomaba parecía salida de un manantial. Hoy, los campesinos ya no usan esta pieza, en su mayoría llevan agua congelada en un poco o simplemente fría. El porrón ha quedado en el olvido o como pieza museable. Incluso, los alfareros solo lo confeccionan como obra de arte para la venta. El Museo Etnográfico Regional de Cabaiguán, atesora excelentes ejemplares de estos objetos. Unos, como la tinaja, puesta en su propio tinajero, otro como el porrón, dentro de su envoltura de saco, recuerda una tradición ya desaparecida, pero que mucho aportó a la cultura agraria y campesina.
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