Francia está hoy expectante a la designación del nuevo primer ministro en un escenario de crisis política por la renuncia del censurado Michel Barnier y el riesgo latente de que se repita esa situación.
El martes, el presidente Emmanuel Macron recibió a los dirigentes de los principales partidos, salvo de La Francia Insumisa (LFI) y de Agrupación Nacional (RN), a quienes prometió nombrar al jefe de Matignon en 48 horas, plazo que estaría cumpliéndose este jueves.
La víspera se esperó hasta entrada la tarde la noticia, con varios nombres que circulan como posibles designados, el más citado de todos el veterano político François Bayrou, alcalde de Pau y líder del Movimiento Demócrata, fuerza aliada del oficialismo.
También destacan en las listas que barajan los medios la exministra Catherine Vautrin, el otrora canciller Jean-Yves Le Drian, el ministro dimitente de Defensa, Sébastien Lecornu, y el ex primer ministro Bernard Cazeneuve, una figura promovida por los socialistas.
Macron viajará hoy a Polonia, por lo que el nombre del primer ministro no se conocería hasta entrada la jornada, con el regreso del mandatario, quien tras aceptar la renuncia de Barnier el pasado jueves, prometió encargarle al escogido la formación de un “gobierno de interés general”.
El primer ministro dimitente sufrió el miércoles de la anterior semana una moción de censura en la Asamblea Nacional, presentada por la izquierda y apoyada por RN, fuerzas que denunciaron el presupuesto para el 2025 impulsado por el gobierno por su impacto en los sectores populares y la clase media.
A partir de la diversidad de alianzas y partidos con presencia importante en la cámara baja, ninguno de ellos con la mayoría absoluta, el peligro de una nueva moción de censura constituye una espada de Damocles permanente.
En ese sentido, la intención declarada por Macron es la de que se forme un gabinete con la mayor cantidad posible de sectores participantes o que exista un compromiso de no censura.
Está descartada la integración de LFI y de RN al nuevo gobierno, partidos a los que el presidente tilda de “los extremos”, de izquierda y de derecha, respectivamente. (Fuente: Prensa Latina)
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