miércoles, diciembre 18El Sonido de la Comunidad
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Leche: entre el Stabilak y otras sustancias nocivas

Las irregularidades en la distribución y la calidad de la leche persisten en territorio espirituano, a pesar de las medidas puestas en práctica para revertir la situación

Cuando hace cerca de una semana Alina Ordaz escuchó la noticia de la llegada del Stabilak —activador natural de producción nacional utilizado para mantener la calidad de la leche cruda de vacas, cabras y búfalas—, pensó que resolvería todos sus problemas con la leche de su nieto y le vino el alma al cuerpo, como a otros espirituanos beneficiados por la canasta familiar normada, que últimamente han padecido ese estrés, lo mismo por el corte del líquido que por no disponer del mismo.

Ciertamente el Stabilak ha bajado los grados de la acidificación. Lo corroboran datos de la Empresa de Productos Lácteos Río Zaza. De 10 000 y 11 000 litros que se cortaban diariamente en noviembre y dejaban sin tomar el producto a esa misma cantidad de consumidores, hoy se reportan cifras mínimas. Aun así, no todos los consumidores —cerca de 20 000 en las ciudades de Sancti Spíritus y Trinidad que reciben esa leche— tienen garantías de su desayuno.

Lo que no está al cabo de saber Alina es que el producto vino a resolver su parte, mas no tiene la capacidad para estabilizar otros componentes que le restan salud a la distribución de la leche, en un asunto que da vueltas como un carrusel todos los años sin que —como al mitológico hilo de Ariadna— se le haya encontrado el extremo del ovillo. Si se sumaran las horas de reunión que en Sancti Spíritus se le han dedicado a este complicado tema y se ordeñaran, la leche alcanzaría para repartirles más de un litro diario a quienes les toca y hasta a quienes no.

Aunque, ciertamente, ha bajado el nivel de leche cortada, no se ha podido evitar que muchos consumidores la reciban tarde o se queden sin ella, como los cerca de 2 200 de la zona de Kilo-12 que no la adquirieron el pasado 10 de diciembre o los pacientes de dietas médicas a los que, por las “locuras” del abecedario lechero (A, B y C), no siempre les llega, a pesar de que Sancti Spíritus se precia de figurar entre las pocas provincias que han podido garantizar el producto a esos enfermos.

Y eso que cuando la situación ebulló en cortes masivos, la dirección del Gobierno en el municipio cabecera adoptó decisiones. “Ante las dificultades con la situación energética, la falta de combustible, los bajos niveles de leche, lo que más efecto ha dado es la distribución directa desde las bases productivas antes de las nueve de la mañana, para que llegue directo temprano a las bodegas”.

No logró seguir la misma ruta Trinidad, que ni en época de vacas gordas ha conseguido autoabastecerse con sus producciones propias y por eso ha dependido de los envíos de la industria láctea. En lo que va de diciembre, la leche ha faltado varios días, según datos de Carlos Daniel Santos Bandomo, director de Comercio y Gastronomía del municipio.

Lo cierto es que, como cada diciembre, la leche ha comenzado a bajar el acopio. De acuerdo con Alberto Cañizares, director de la Empresa de Productos Lácteos Río Zaza, hoy no se logran cubrir las exigencias diarias de unos 50 000 litros para cubrir todos los encargos estatales y la tendencia es a disminuir.

Ese tributo baja mucho más los fines de semana, según sostiene Annier León Mendoza, director en funciones de la UEB Productos Lácteos o Pasteurizadora, como se le conoce. “Baja un mundo, de 5 000 o 6 000 a unos 1 000”. La tendencia es sospechosa. Aunque ninguna fuente oficial lo sostiene, se sabe que en esos días florecen más el desvío y la compraventa ilegal de la leche, un fenómeno que se advierte en los derivados (queso, yogur, helado) que se expenden públicamente en cualquier parte, y hasta la propia leche.

Ello no se ha podido evitar, a pesar de que desde marzo último rige un nuevo acuerdo, el 9845 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, que incrementó el precio del líquido a razón de 38 pesos el litro contratado (antes era de 20) y hasta 70 pesos en tiempos de seca como este y que pone al Estado, en este caso a la industria, como único destino. Sucede que lo que parece un estímulo se estrella contra otra realidad: en la calle ese mismo litro se cotiza entre 120 y 150 pesos en dependencia de la demanda y la necesidad. 

Todo parte de un contrato o mal hecho o mal seguido por los actores involucrados desde que se concertó el pasado año un plan que la propia subdelegación ganadera opina que fue alto. Lo cierto es que de los siete mil productores comprometidos con el estado a entregar la leche solo se contabilizan unos 1 500 incumplidores y, si usted sabe de matemáticas, saque la cuenta de cuánta leche pudieran estar dando sus vacas, aun en este tiempo en que el frío, dicen los expertos y debe ser verdad, enfría las ubres.

Ello va directo al descontrol y otras irregularidades que aun proliferan, admitido por Jaile Rabelo, intendente del municipio espirituano. “En controles a los 27 termos se han detectado demora en la entrega de la leche en el horario acordado con el lácteo, problemas de calidad y es verdad que hay problemas con el efectivo por lo de la bancarización, pero eso no justifica la indisciplina de no entregar la leche porque la distribución es diaria”.

Otra de las sustancias que enturbian son las indisciplinas que le quitan efecto al Stabilak, diseñado para mitigar el efecto de la falta de refrigeración temporal en lugares de almacenamiento prolongado. Según la bibliografía, bien aplicado, garantiza la calidad de la leche entre 8 y 24 horas, acompañado de otros atributos como la calidad, la higiene en la manipulación del producto, la limpieza del depósito de conservación, la temperatura ambiente…  En este sentido, sobran los ejemplos: desde carros de la industria que duermen sucios y se limpian a la hora de salir a acopiar —tal como ha constatado la subdirección comercial del municipio espirituano—, termos que no se friegan bien, mezclas del producto de diferentes calidades, leche que se ordeña temprano pero luego se batuquea kilómetros durante horas hasta llegar a las tiendas por la tarde, hasta las malas condiciones de los caminos que afectan el acarreo.

Súmele la controversia sin solución entre la agricultura y la industria sobre el mejor horario para recoger la leche en los puntos que se ha quedado en las nueve de la mañana, en contra de la práctica tradicional, y en esto uno le echa la culpa al otro, sin árbitro gubernamental que dicte la sentencia más favorable.

 Desde la óptica de la industria y también de comercio, la medida del tiro directo no contribuye a la llegada temprana ni con la suficiente calidad, ya que no se pasteuriza, a lo que Annier agrega “el insuficiente control sobre los carros”. Y le añado: la inestabilidad en los horarios de llegada a las tiendas, que se presta para todo cuando los clientes no se enteran, aunque según Jesús Valle, subdirector de Comercio en el municipio, “ya los consumidores tienen que ir acomodándose a que la leche llegue casi siempre después del mediodía, lo que se trata es de que cuando no alcance, al otro día se priorice el que se quedó de ayer”. Tal rotación, que debería ser similar para todas las letras, tampoco se cumple.

Todo ello se ha enturbiado más con los prolongados apagones. Datos de la subdelegación de Ganadería confirman que existen 147 puntos de leche fría con 323 termos, pero hay casi 90 sin servicio, aunque ello no es un problema como ahora, porque en la sequía baja el acopio. Agregan que un gran por ciento de los productores no viven en la finca y un vaquero ordeña a más de un productor, por lo que a veces no da tiempo a que la leche llegue antes de las nueve, mucho más cuando los caminos no tienen buenas condiciones.

Y termino con la frase de Alberto Cañizares: “Si todos los que tenemos que ver con esto hacemos lo que nos toca, Sancti Spíritus no tiene problemas para que todos los consumidores que llevan leche la tengan.

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