Han transcurrido 61 años en que los tabaqueros de la fábrica Galileo signalizara el lugar donde fue asesinado su compañero José Manuel González Crespo, junto a Sergio Ruperto Espinosa Águila, ambos integrantes del grupo rebelde que se alzó en la zona de Neiva en los primeros días de agosto de 1957. Remembranza de un homenaje.
Por: Daisy Martín Ciriano
Rememorando este hecho, al revisar anotaciones y testimonios gráficos, fue preciso hacer una corrección histórica acerca de la confección del señalamiento, que hasta ahora se creía fuera la primera la erigida a Vitalino Calero y a Beremundo Paz, en 1960. Una foto donada recientemente, después de la edición del libro Mártires de La Llorona, en 2017, permitió afirmar que el primer señalamiento a los mártires fue en la base de la loma de La Campana, en la zona de El Guineo, dentro de la finca de Rafael Rodríguez Palmero.
Rememora su hijo Elio, que muy temprano los guardias le dijeron que tenía unos muertos allá arriba y que debía bajarlos. Así continuó todo, por el mediodía recogieron los cadáveres y los llevaron para la puerta del cementerio de Santa Lucía inicialmente.
Después continuó la presión sobre la familia, los obreros y pueblo en general, que querían velar a sus hijos. El funeral de Manolito se realizó en su casa y atestiguan muchos asistentes que su entierro fue el más grande que hasta esa fecha se había visto en Cabaiguán.
Dos años después, el 8 de agosto de 1959, los tabaqueros de la fábrica Galileo erigieron un señalamiento visible y duradero, que fue develado el 8 de agosto de 1959, primer año de la Revolución y primer homenaje de los tabaqueros a su compañero de trabajo, caído en la lucha. La foto encontrada posee el cuño del fotógrafo donde dice el nombre y la fecha en que fue tomada. En ella aparecen familiares de Manolito, compañeros de la tabaquería y junto a la cerca una pequeña niña rubia, Manuela, quien con apenas dos años, asistió al homenaje del padre que no llegó a conocer.