Varios ganaderos cabaiguanenses resaltan en este empeño para impulsar el programa de ganado menor en la provincia espirituana
Por: Xiomara Alsina (Tomado de Escambray digital)
Con un buen patrón genético y el manejo adecuado de la especie se puede hacer ganadería ovina. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)
La finca San Manuel en las inmediaciones de Neiva, en Cabaiguán, parece uno de esos cuadros salidos del pincel de un artista de la plástica. Allí se combinan el verdor de los pastos con la limpieza y organización de los cuartones donde permanece el ganado que le reportan al campesino Pedro Ignacio González Leal, el sustento económico de su familia y la posibilidad de tener variedad de animales genéticamente mejorados. “Si voy a producir tengo que hacerlo con los mejores ejemplares, por eso busqué sementales en la Feria Internacional de Rancho Boyeros y con ellos comencé a despegar la cría”, asegura este consagrado del campo que, desde hace un año incursiona, además, con la cría de conejos.
“Hoy cuento con los cuatro patrones de conejos más comunes del país —explica Pedro Ignacio—: el pardo cubano, chinchilla, Nueva Zelanda y California, con los cuales logro cruzamientos de calidad que luego destino al mejoramiento racial en otros patios de la provincia, aunque desarrollo igualmente la rasa de ovinos y el ganado mayor”.
EGAME SE RENUEVA
Desde que la dirección del país llamó a trabajar para alcanzar la soberanía alimentaria y como parte de esta garantizar los cinco kilogramos de proteína animal por habitantes, la Unidad Empresarial de Base de Ganado Menor en Sancti Spíritus, se propuso dejar a un lado el mote de improductiva y para ello, contactó a los guajiros con posibilidades de criar caprinos, ovinos, conejos y cuyes, para incentivar esas producciones.
Bien lo sabe Juan Manuel Meneses, quién desde hace poco más de un año se desempeña como director, cuando afirma que además de organizar la fuerza de trabajo, completar los técnicos que atienden la actividad por municipio y recorrer todas las bases productivas del territorio para comprometerlas con la entrega de ganado menor, avanzaron en la construcción del Centro de recepción y matanza, por la importancia que reviste éste en el cierre de la cadena productiva.
“Trabajo, solo trabajo es lo que hemos tenido desde que llegamos, pero ya estamos recogiendo los frutos —dice Meneses—, hoy tenemos cumplido en encargo estatal para el sector del turismo, además de la entrega a las casillas especializadas para su venta a la población y a otras provincias, como Ciego de Ávila.
“El camino recorrido no ha sido fácil y nos queda mucho por hacer, pero ya nuestros productores no le venden animales a provincias vecinas, como antes sucedía, sino a la nuestra; porque saben que Egame se esfuerza por pagar a tiempo y, además, entrega un suplemento alimenticio en correspondencia con los kilogramos de carne acopiados”.
LAS BONDADES DE EGAME
En medio de una sabana cerca de Yaguajay varios campesinos aguzan el oído para escuchar las explicaciones que Reinol Méndez González, especialista en genética de la Asociación Cubana de Producción Animal, ahora vinculado a Egame, le transmite a quienes se interesan por la cría de ganado menor en el norteño territorio.
“Se trata —dice— de que el productor entienda la utilidad de tener buenos patrones genéticos, para alcanzar animales mucho más robustecidos, resistentes al medio y con una mayor conversión, es por ello que los capacitamos, pues en un primer momento se incentivó la crianza, pero ahora pasamos a otra fase, la de mejorar el rebaño”.
Esta acción constituye una de las bondades de la UEB Ganado Menor en la provincia, pero existen otras, como la de clasificar, antes del sacrificio, a reproductoras y sementales con posibilidades de desarrollo para, luego, venderlos a quienes incursionan en este tipo de ganadería, selección que abarca a ovinos, caprinos y conejos, y que muchas veces se identifican desde los patios de los criadores.
Así sucede en la finca La Soledad, perteneciente al campesino Alberto Rodríguez Soto, en la zona de Cruz de Neiva, quien se convirtió en aportador de ovinos, de la raza conocida como faldinegro, para incrementar esta especie en la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, de La Sierpe, a la cual, en lo que va de año le ha enviado 34 reproductoras y 9 sementales.
“Llevo décadas criando carneros, pero nunca había existido un vínculo tan estrecho con Egame, antes se atrasaban los pagos y faltaba respaldo, algo que debe primar, porque el campesino vive de lo que produce y los animales requieren de atenciones, medicamentos, manejo y el pasto adecuado para su conversión”.
Para Yaíma Pérez Sevilla y Jildelio Hernández Triana, dos técnicos integrales de la UEB que atienden los municipios de Cabaiguán y Sancti Spíritus, la transformación que Egame experimenta en los últimos tiempos, constituye la piedra angular para alcanzar el cumplimiento del plan de acopio y sacrificio del 2020, cumplido con casi un mes de antelación a la fecha prevista y por tanto, generar ingresos que se revierten en el aumento del salario al trabajador.
Sobre el tema abunda José Antonio González, Jefe de Producción de la UEB, cuando dice que tiempo atrás llegaron a tener deudas por pagar a los productores, en más de un millón de pesos y hoy ese indicador está en cero.
“Nuestras entregas se diversifican y crecen, por ejemplo, de un plan de 48.8 toneladas de carne para el Turismo superamos las 62 y cumplimos mensualmente con la venta en casillas especializadas, pero buscamos valor agregado con la entrega de pieles saladas a la UEB Tempiel de Sancti Spíritus, además con otros derivados del proceso de sacrificio que se destinan al Zoológico y para la elaboración de pienso animal”, asegura.
El caso es que Egame exhibe buenos dividendos y sigue incorporando productores dispuestos a incursionar en la ganadería menor, con la impronta de abastecer el encargo estatal, pero más que eso sustituir importaciones al país y asegurar los dos kilogramos de carne que les toca, de los cinco que el país aspira a completar por cada habitante.