Foto: Aramis Fernández
Nadie puede resistirse a este verde intenso, no es el verde de otros países, es el verde de los campos de Cuba. Todos los matices de ese color se unen y forman algo tan especial, casi imposible de llevar al lienzo por pinceles de otros lares. Este color, también es identitario, es como un cuño que pegan en nuestros corazones y nunca se puede arrancar de ellos.