Por: Lillipsy Bello Cancio
En estos tiempos más veloces que un Cadillac sin frenos, donde casi todo el mundo sabe de casi todo, intentar hablar del “AMOR”, pudiera parecer a esos “casi todos” redundancia, teoría apocalíptica o, en el mejor de los casos, les pudiera provocar un “¡Puaf!, ¿qué va a descubrir esta?”
Para tranquilidad de ustedes no pretendo ni lo uno, ni lo otro, más sí dejarme saber, expresarme, poner en conocimiento de quienes me conocen y los que no, de quienes me aprecien o no, lo que pienso sobre el amor de estos tiempos de cólera.
Y es que pienso que no existen “diferentes formas de amar”… creo que hay solo una: y es esa que se siente no con palabras, sino con el alma… Soy de las que cree que no es esta sino otra frase para justificar actitudes inconcebibles en uno u otro miembro de la pareja.
No puedo entender que alguien diga “te amo” sin sentirlo… No entiendo que alguien pueda no decirlo por puro machismo… pero menos aún me cabe en la cabeza la posibilidad de que alguien pueda justificar semejantes actitudes…
Tampoco creo en aquellos que viven “acompañándose”, muriendo lentamente por la única razón de que es “lo correcto”, o porque “los niños son muy pequeños aún” y no lo entenderían, o porque están entrando en la adolescencia que es una etapa muy difícil, o porque empiezan la universidad y ¿quién puede sostenerla sola?
No creo que alguien pueda no amar o dejarse querer porque se enamoró de otro de su mismo sexo y los prejuicios y los falsos conceptos de “felicidad” no se lo permiten… tampoco en quienes suplen con regalos un “amor” que hace mucho abandonó la casa, la cama, la más sublime de las esencias….
No confío en quienes se escudan en estrés de trabajo o demasiadas responsabilidades para que dejen pasar inadvertidos aniversarios, cumpleaños y fechas importantes… mucho menos en quienes bajo los mismos argumentos no se permiten un segundo, los últimos del día para un beso de “buenas noches”, y la confirmación de un “te quiero”.
Creo más en la espontaneidad de quienes no esperan a una fecha “importante” para “dejar caer” un mensaje en el buzón del otro a media mañana, o un papelito en la cartera de ella que confirme la excepcional noche de amor que tuvieron ayer, o un beso en la mejilla a mitad de la noche de Pánfilo…
Creo en quienes no pueden esperar a que llegue el 14 para entregar el regalo, porque ya lo compró, en quienes no necesitan velas para hacer de cada velada la más romántica y tierna de todas… en los que, multitud de por medio, gritan “TE AMO” con la fuerza de una mirada que solo el otro, o la otra, son capaces de descifrar…
Creo, en quienes no necesitan sábanas blancas y un lecho para amar… en aquellos que cuando aman, no consultan el reloj porque el tiempo que pierden vale medio millón… confío en quienes aman sin prisa y con fervor, en aquellos labios urgentes que no tienen prisa dos besos después… creo en quienes hacen suyos los versos del poeta y afirman: “Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata… porque amores que matan nunca mueren”