Luis Seijas Echemendía, fue asesinado en un brutal crimen durante la tiranía de Fulgencio Batista sin llegar a ver el triunfo de sus ideales
Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
Luis Seijas Echemendía es uno de esos jóvenes que combatió la tiranía de Fulgencio Batista sin llegar a ver el triunfo de sus ideales. Fue asesinado en plena juventud. Recién había cumplido diecinueve años.
Se encontraba preso en Santa Clara tras haber sido enjuiciado en la causa 536 de 1957 en el Tribunal de Urgencia de Santa Clara. Al año de cumplir su sanción la madre fue a recogerlo y le informaron que había quedado en libertad. No apareció.
Días después, se conoció del hallazgo de un cadáver desconocido cerca del cementerio de Barajagua, pueblo perteneciente a la provincia de Cienfuegos. Varios familiares se trasladaron hasta el lugar, pensando en los inescrupulosos métodos que practicaba la tiranía para deshacerse de los revolucionarios; pero el cadáver había sido enterrado y no se conocía su identidad.
En horas de la madrugada del día 22 de julio de 1958, fue encontrado el cuerpo inerte de un desconocido, a varios kilómetros del pueblo. Los vecinos del lugar, horrorizados ante el hecho; se acercaron curiosos por conocer la identificación del joven asesinado.
En el Juzgado trabajaba Ramón Nodal Estévez, un funcionario que simpatizaba con el Movimiento 26 de Julio y en el cual se tenía plena confianza por ser un hombre íntegro y honesto tomó una imagen del difunto desconocido. La foto tomada no fue reproducida. Con extremadas precauciones, Ramón Nodal, conservó el negativo, presintiendo que algún día podía servir para identificar el cadáver del muchacho asesinado.
El Juzgado Municipal de Cumanayagua, según resultados del informe médico emitido a consecuencia del número ciento sesenta y seis de la nomenclatura del Bertillón, registró once días después la identificación del cadáver enterrado en el cementerio de Barajagua como el de Luis Jesús Vicente Seijas Echemendía. Sus restos permanecieron sepultados en el cementerio cercano al poblado hasta el triunfo revolucionario en que fue trasladado para el cementerio de Cabaiguán donde reposan en la actualidad.