Luís Seijas, formó parte de la larga lista de jóvenes registrados en la nomenclatura de Bertillón 166
Por: Daisy Martín Ciriano
Transcurrían los últimos años de la década de 1930 y la situación en Cuba era cada vez más difícil, sobre todo, para los humildes y para los inmigrantes como Luis Seijas Fariñas, quien, procedente de la provincia de Lugo, en España, arribó a Cuba en busca de mejoras económicas. Tras contraer matrimonio con la cubana Inés Echemendía Fernández se estableció en un modesto hogar, cercano a la ciudad de La Habana.
Se encontraba embarazada Inés, cuando decidieron trasladar su vivienda para el poblado de Santo Domingo, en la provincia de Las Villas, donde tenían unos conocidos. La mudanza tuvo retrasos y llegó el nacimiento del pequeño, el 22 de enero de 1939. Era un varón fuerte, de extremidades grandes, de tez blanca, abundantes cabellos y ojos vivarachos. Como primer hijo, decidieron nombrarlo Luis Jesús, como su padre. A pesar de los esfuerzos de algunos amigos del lugar, Seijas Fariñas solo encontró trabajo en el central María Antonia, mientras que Inés atendía el hogar y cuidaba de su pequeño.
La situación de la familia era difícil y cuatro años más tarde, se trasladaron para El Cristo, en la provincia de Oriente. Allí encontraron algunas mejoras con una tiendecita de víveres y Luisito comenzó sus estudios primarios y secundarios posteriormente.
En aquel pequeño caserío se forjó como revolucionario y participó en la lucha clandestina que desarrollaban los jóvenes del lugar, incluso estableció contactos con Frank País y participó en el movimiento revolucionario que se desarrollaba contra de la tiranía, incluyendo el levantamiento del 30 de noviembre.
Seijas continuó con sus ideales: El Cristo, Bayamo, La Habana y Cabaiguán le vieron crecerse como luchador clandestino, manejar armamentos, participar en sabotajes nocturnos, preparar petardos y arriesgarse a diario. Se hizo hombre tempranamente dentro de los riesgos y prisiones.
Su accionar solo se detuvo con la muerte, cuando fue asesinado por las hordas del connotado Tigre Reyes, destacado en el puesto de Santa Clara.
Con solo 19 años, su nombre formó parte de la larga lista de jóvenes registrados en la nomenclatura de Bertillón 166. Recientemente se cumplió el 84 aniversario de su natalicio.
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