Con el asesinato a Frank País el movimiento clandestino de Cabaiguán se dispuso a realizar acciones en el poblado como apoyo a una huelga general que no llegó a materializarse, pero los jóvenes de este territorio decidieron continuar hasta llevar a vías de hecho el levantamiento de La Llorona
Por: Daisy Martín Ciriano (Licenciada en Historia)
El pueblo de Cabaiguán no estuvo alejado de la dolorosa e indignante pérdida del maestro santiaguero Frank País García, asesinado en plena calle por los esbirros de la tiranía el 30 de julio de 1957. Aquí, de inmediato se activaron las células del Movimiento 26 de Julio, tanto en las zonas rurales como urbanas que al final desembocaron en el alzamiento de la Llorona.
Estas agrupaciones ya conocían de la existencia de armas en manos de civiles y las tenían localizadas, con la intención de recogerlas si fuera necesario.
A pocas horas de conocerse la fatal noticia, el pueblo se convirtió en un hervidero. Las autoridades militares esperaban un estallido popular. Ante esta situación, Félix Hurtado Manso, jefe de acción y sabotaje del Movimiento, marchó a Neiva y contactó con los combatientes clandestinos.
El monte de Fermín, en las afueras del pueblo, fue el lugar escogido para la concentración desde él partirían a las diferentes acciones contra la dictadura. La toma del cuartel y de la jefatura de policía que se había planificado en apoyo a la huelga de los santiagueros y que se convertiría en huelga general, no llegó a realizarse.
Los grupos fueron desintegrados por la dirección del Movimiento, pero la noticia llegó tarde a los revolucionarios de Neiva que, al conocerla y teniendo en cuenta otros hechos acaecidos, decidieron no retroceder y avanzar hacia el Escambray. Así fue que el grupo de quince revolucionarios comandados por Félix Hurtado Manso partió posteriormente rumbo a La Llorona en el macizo montañoso del Escambray e hincó por primera vez la bandera rojinegra entre la espesura.
Se cumplen 64 años del hecho y en Cabaiguán se recuerda la fecha.