El joven científico del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Sancti Spíritus mereció el Premio Nacional EcoJoven 2022 por su entrega a la investigación
En plena secundaria básica, cuando muy pocos tenían claro el camino a seguir, Andy Geovel Domínguez Rodríguez ya sabía los derroteros por los que encaminaría su vida profesional. Tanto es así que, desde que se adentró en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Eusebio Olivera Rodríguez, de Sancti Spíritus, puso su mirada en el área de las ciencias.
Más tarde, en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas se alió a la Licenciatura en Química, disciplina que le abrió las puertas para cumplir su sueño de investigador en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de la provincia, un colectivo que trabaja en el diseño, desarrollo y producción de diagnosticadores (como las tirillas para la detección temprana del embarazo o para el diagnóstico de la enfermedad celiaca); en la obtención de anticuerpos mono y policlonales, así como en otros proyectos investigativos.
Aquí ha bebido de la savia de quienes atesoran un poco más de experiencia y, a golpe de ingenio y sacrificio, logró llegar al área de cultivo celular, erigida como el principal banco de células productoras de anticuerpos monoclonales de Cuba, un espacio de un silencio sepulcral, en el cual se siente profesionalmente realizado.
“El trabajo en esta especialidad requiere de esfuerzo, de preparación constante, de horas de estudio. En esta etapa nace el proceso productivo, es como el corazón de la mayoría de las producciones”, refiere el investigador.
Y ha sido ese empeño el que ha hecho posible que Andy no desaproveche ni el más mínimo de los certámenes para socializar y perfeccionar sus investigaciones. Así ocurrió hace muy poco, durante la XII Edición Nacional de EcoJoven 2022, un espacio convocado por la Red Juvenil Ambiental de Cuba (ReJAC) de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), al que asistieron jóvenes de todo el país y en el que este bisoño de 32 años prestigió a la provincia y al CIGB.
Hasta allí llevó uno de sus últimos aportes: la obtención de anticuerpos monoclonales murinos contra la proteína N del SARS-CoV-2 para la investigación y el diagnóstico de la covid. Con dicha temática encumbró la biotecnología y ponderó su impacto durante la presencia del nuevo coronavirus.
“La investigación no fue creada solo por mí, sino por un equipo de trabajo liderado por Reinaldo Blanco y Enrique Pérez, la cual se gestó a principios de la pandemia, en momentos tan duros como el confinamiento, el aislamiento social…
“En ella desarrollamos todos los esquemas de inmunización y las investigaciones necesarias para obtener estos anticuerpos, de modo que se pudiera contar en Cuba con métodos diagnósticos alternativos al PCR, que era muy costoso, además de brindar un soporte analítico para los sistemas de investigación, con el objetivo de que centros como BioCubaFarma, enfocado en enfrentar la pandemia, dispusieran de óptimas herramientas para desempeñar su papel.
“No solo se obtuvieron anticuerpos contra la proteína N, sino contra la RBD, la espícula del virus, los cuales permitieron los ensayos clínicos y el posterior desarrollo de nuestros candidatos vacunales y vacunas”, explica Domínguez Rodríguez con el sacrificio tatuado en el rostro.
Y es que Andy entiende muy bien de consagración, de horas de desvelo, de entrega… “Recuerdo que a inicios de la pandemia trabajábamos los días corridos, desde las siete de la mañana hasta las siete u ocho de la noche, e incluso, hasta los fines de semana. Fueron muchas horas dedicadas a la investigación, y aunque el proyecto se creó en tres o cuatro meses, todavía hoy les hacemos aportes a los resultados”, confiesa el especialista del área de cultivo celular.
Aunque a este espirituano hacedor de sueños le sobran las ganas de hacer, y de desafiar los retos, en el CIGB ha encontrado el camino perfecto para enderezar sus saberes.
“Formar parte de este equipo ha marcado un hito importante en mi formación como profesional y, como investigador, me ha dado la posibilidad de ampliar mi perfil en áreas como la Microbiología, la Biología Molecular y la Bioquímica. Además, es un colectivo muy unido, interesado en la superación de sus trabajadores y que involucra a los jóvenes en los proyectos de investigación”, agrega.
Por ello, durante estos cinco años de labor en la institución científica, Andy ha aprendido la importancia de la interdisciplinariedad, un principio que siempre pone a prueba.
“Al CIGB le agradezco mucho, porque aquí he madurado como científico. Los éxitos que he alcanzado no son solo míos, son de un equipo bastante grande en el que todos aportamos a los resultados de las investigaciones. No obstante, me queda mucho camino por recorrer.
“Los jóvenes que integramos el sector de la Ciencia debemos ser emprendedores y estar siempre ávidos de conocimientos. Podemos hacer mucho no solo en el sector biotecnológico, sino en el agropecuario, social, entre otros del territorio y del país”, destaca.
Con este impulso arriba todos los días al polo científico de Sancti Spíritus. Aquí agudiza su vista y su mente detrás de microscopios, tubos de ensayos…, y no deja de pensar en proyectos futuros.
“Estamos trabajando en muchos proyectos, cuya función principal es el aseguramiento de los reactivos biológicos, sobre todo de los anticuerpos mono y policlonales, para apoyar otras investigaciones aplicadas que se realizan en diferentes áreas del centro, como la agropecuaria, biomédica, la biología molecular, así como en el Centro de Inmunoensayo”, constata.
Sin embargo, Andy no se conforma. No le preocupan las largas horas de estudio ni el escaso tiempo para compartir con la familia y hasta con los amigos. Su prioridad es hacer ciencia. Por ello, se enfoca primero en alcanzar el grado científico de máster, para asumir, después, el doctorado. Mientras, saborea junto a su equipo de trabajo, el premio obtenido en EcoJoven 2022.
“Este es un reconocimiento para todos los que hicimos posible la obtención de anticuerpos monoclonales murinos contra la proteína N del SARS-CoV-2 para la investigación y el diagnóstico de la covid. No es otra cosa que un premio a la entrega”, expresa con el regocijo entre los labios.
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