Por: Daisy Martín Ciriano
Guayos, pequeño poblado muy cercano a Cabaiguán posee una gran historia de lucha contra la opresión, donde sus hijos se han destacado a través de las diferentes etapas históricas. También Guayos está inscripto entre los pueblos más parranderos de Cuba de lo cual cuentan sus 95 años de parrandas.
En este pueblo nació Elcire Valentín Pérez González el 16 de diciembre de 1938. Hijo de César y Nila. Desde muy niño fue criado con amor por Ismael y Teodora, dos ancianos a quienes quería entrañablemente. Ismael era arriero y le dio todo lo que pudo, alimentación, educación y sobre todo cariño.
Cursó estudios primarios en la localidad. Era muy inteligente y atento por lo que a la edad de doce años ingresó en el Instituto de Segunda enseñanza de Sancti Spíritus, donde cursó hasta el tercer año y matriculó cuarto y quinto a la vez. Precisamente en este centro se relacionó con otros jóvenes que tenían ansias de libertad. Allí, Elcire, desarrolla aún más y eleva su sentimiento patriótico, así como su repudio al abuso y al crimen en que vivía su pueblo.
Participó activamente junto al estudiantado y pronto resaltó su figura como un verdadero líder. El 28 de enero de 1953, en el centenario del Apóstol organizó al estudiantado espirituano en un desfile por las calles de la ciudad del Yayabo como homenaje al mártir de Dos Ríos, llevando cada estudiante lazos negros y alzando pensamientos martianos en pancartas. La dictadura disolvió el desfile violentamente. Yiyo fue expulsado del Instituto por sus actividades revolucionarias. Consta en el Museo Municipal de Cabaiguán y libro de actas donde Elcire Pérez es expulsado del centro.
Desde muy joven, Elcire, integró desde su fundación el Movimiento 26 de Julio en su localidad. Su arrojo le hacía peligroso y la tiranía le perseguía constantemente. Después del entierro de Manuel González Crespo tuvo que marcharse para la Habana para proteger su vida, pero continuó su actividad revolucionaria junto a Faustino Pérez. Conoció los horrores de los presos de la Quinta Estación bajo el mando de criminales como Ventura Novo. Fue puesto en libertad y posteriormente asesinado el 14 de marzo de 1956 junto a otros tres valientes del Movimiento 26 de Julio: Máximo Santiago Haza, José M. Concepción y José Luis Dubroc.
Yiyo es recordado a diario por el pueblo que le vio nacer. Su casa natal fue convertida en Museo donde los niños y jóvenes conocen sobre su vida. En el parque José Martí está erigido un busto a su memoria por el escultor Osvaldo Mursulí Recarey, en el año 1976.
Su vida fue truncada cuando recién había cumplido los 19 años de edad.