sábado, noviembre 23El Sonido de la Comunidad

Año de mangos no es año de hambre

Muy contrario al refrán cubano, año de mangos año de hambre, la naturaleza ha mostrado lo contrario, al menos estas frutas alivian las mesas, en dulces, de manera natural e incluso, existen personas que mezclan las tajadas con el arroz y los frijoles

mangos
En Cabaiguán existe una extensa lista de variedades de mangos.

Por: Daisy Martín Ciriano

Llegó el primer aguacero a las fértiles tierras de Cabaiguán y no fueron en mayo. Este año, se anticiparon las pequeñas turbonadas y los refrescantes aguaceros. Como dicen los guajiros: la primavera  rompió temprano.

Las calles y algunas zonas aledañas del poblado se sintieron bañadas por tan deseada  lluvia de la primavera. Muchas personas consideran que los mejores aguaceros son los de mayo, incluso los aprovechan para bañarse en ellos y dejar todo lo malo y feo atrás. Es una vieja tradición bañarse bajo los primeros aguaceros de mayo. Pero esperemos que finalice el mes y así ya hay adelanto en las siembras y las surcaduras.

En días atrás la campiña ofrecía una imagen que reflejaba la carencia de humedad, hecho que retiene el desarrollo de la vegetación y los sembrados. Independientemente de que muchos campesinos poseen instalaciones de regadíos, tienen que realizarlo de forma moderada, porque también en las cañadas, ríos y embalses escasea el preciado líquido.

A pesar del fuerte calor y la anterior sequía muchos árboles frutales se preparan para ofrecer una buena cosecha. Entre ellos se encuentra el muy mango, la ciruela, el marañón, el níspero y la guayaba. Aunque aún los mangos crecen sin llegar a madurarse, ya hay manguitas blancas que ofrecer, las que serán seguidas por los mangos señora, los mangos de la Paz, el jobo y otras clases que inundan las arboledas y los solares.

Aquella vieja expresión que se repetía: año de mangos, año de hambre, será falseada totalmente. La fruta se  refleja en abundancia dentro de apenas veinte días y por la otra parte los campos con la lluvia  germinarán cuanta semilla o tubérculo caiga en el surco.

No obstante el cabaiguanense es paciente y toma de la naturaleza cada obsequio, en la medida de su tiempo, adquiriendo de ella los mejores sabores y nutrientes.

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