El sector de la cultura en Cabaiguán, desde los primeros años del triunfo revolucionario, recibió una especial atención. Respaldado por un inmenso caudal de aficionados y de gran valía en cada manifestación, brillaron en los diferentes escenarios del país y, sobre todo de la provincia.
Por: Daisy Martín Ciriano (Museóloga)
Durante la década de 1960 se reorganizaron los artistas aficionados y crearon espacios donde ofrecer su actuación. Los años 70 aumentaron ese auge y lo extendieron a comunidades lejanas con la inclusión de festival y encuentros, los que favorecieron el intercambio y conocimiento entre los propios aficionados y el público.
La presentación de estas manifestaciones se extendió hasta los centros de trabajo y, en especial, a las zonas cañeras donde se encontraban brigadas de macheteros voluntarios. Numerosas fueron las actuaciones de artistas y grupos cabaiguanenses en la zona de Jatibonico, alrededores de Sancti Spíritus y Taguasco, trascendiendo en ocasiones a territorios aledaños a la provincia.
Con la creación de las instituciones básicas en cada municipio proliferó la cultura y en el caso de Cabaiguán cada espacio creado sirvió de escenario a la cultura y sus diferentes géneros.
El repentismo, siempre vivo y grandioso en el territorio, brilló a plenitud con Los Pinares, con Alegrías Campesinas y sus figuras principales extendían su actuación a diferentes espacios y localidades.
Muchos de estos artistas, son hoy, fuente de conocimiento para todo en joven que incursione en su género y sus escasas actuaciones llenan de júbilo a los asistentes a sus actividades. En la foto Álida Padilla, el desaparecido Jesús Pérez Pérez y Joseíto González son una muestra del quehacer de aquella hermosa generación de aficionados del territorio.
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