Resulta rara la semana en que ningún cintillo de la prensa cubana de cuenta de un accidente del tránsito, gran parte de ellos de carácter masivo. La Autopista Nacional, es una de las vías con mayor cantidad de estos lamentables sucesos.
Cuando se rastrean los medios digitales, periódicos, o se guarda memoria de las explicaciones en la radio o la televisión de las causas de la accidentalidad, resaltan la ingestión de bebidas alcohólicas, el descontrol del vehículo, los problemas técnicos de los equipos, el incumplimiento del código de la vialidad, principalmente en lo relacionado con el uso de la telefonía celular cuando el conductor lleva el timón.
También los animales sueltos en la vía suman dolor en muchas familias cubanas, daños a la economía y traumas físicos y psicológicos a choferes y pasajeros de un punto a otro de la principal arteria vial de Cuba.
En un viaje de ida y vuelta de Cabaiguán a la Habana por la Autopista Nacional, pude apreciar otros elementos que también afectan la circulación segura de los vehículos automotores, las cuales, pasan a un segundo plano o no se investigan a fondo, ni se prevén soluciones para quitar trampas a la muerte en medio del mayor camino mal asfaltado de la nación.
Las líneas separadores de los carriles, o no existen, o apenas se observan, en las zonas donde se ha realizado algún arreglo, ha sido un mal arreglo, se montan unas capas sobre otras, hay desniveles en las sendas de un mismo sentido y no hay quien saque la contabilidad de los baches, en su mayoría enormes huecos, algunos de los cuales han sido tratados de tapar hasta con sacos llenos de gravilla.
Conducir por la Autopista es una heroicidad y cuando se llega al destino sin ninguna avería al auto o sin rasguño a la carrocería se puede encender velas a las once mil vírgenes.
Lo peor del caso, es que siempre se juzga al hombre cuando existe una colisión, y entiendo que hay que juzgarlo severamente cuando por su responsabilidad se pierde una vida, pero nunca se habla, ni se castiga a los responsables de que la vía esté tan deteriorada y en cada provincia los hay y en el país los hay y deben ser juzgado como mismo se hace con el chofer o el dueño del animal suelto en la vía.
En un país donde uno de los principales rasgos del ser humano, es no rendirse, entonces ¿Por qué no se buscan soluciones?, aunque sean transitorias para el mejoramiento de la maltratada Autopista Nacional, testigo cada año del fallecimiento de decenas de cubanos.
Invito a juzgar las causas subjetivas, pero también las que llevan del sello de objetivas, que a veces es una carreterilla de asfalto en un hueco, o un poco de pintura en el borde del lagarto de concreto, y así de esta manera borrar cintillos luctuosos de nuestra prensa u hospitales saturados de heridos en los accidentes, los cuales, nunca son tan accidentales ni todos culpa de los choferes ni de los dueños del ganado suelto en la vía.