El principio de la reiteración, uno de los pilares fundamentales que sostienen el quehacer periodístico radial, se pierde entre la podredumbre y la basura en Cabaiguán, que pulula en las avenidas principales, en los barrios no tan intrincados y en las áreas periféricas, donde los microvertederos crecen cual prominencias a la vuelta de la esquina y a la vista de todos.
Por: Lillipsy Bello Cancio
Fotos: Aramis Fernández Valderas
Cierto es que la escasez de combustible, las limitaciones de transporte y la insuficiente disponibilidad de personal atentan contra la limpieza de una ciudad que desde hace mucho corre el riesgo de que sus habitantes se acostumbren a verla ajada, sucia, fea… a riesgo de que aquello de “nuestro lindo Cabaiguán”, devenga frase patrimonial, vacía, slogan que tendremos que enseñarle a las futuras generaciones y hacérselas creer.
Un recorrido que no exigirá ni mucho tiempo, ni mucho esfuerzo, ni mucha travesía, le puede confirmar lo que antes le digo: la filial, la faja de la línea, el final de la calle Manolo González, el Reparto Canario, el club… son solo algunos ejemplos de un mal, más disperso aquí que la propia COVID- 19.
Y es que es este un fenómeno mucho más complejo de lo que se quiere ver: no se trata solo de desechos sólidos sueltos, apilonados o volando por todo este pueblo, o que es esta una localidad que genera gran cantidad de basura diariamente por la cantidad de establecimientos comerciales y gastronómicos que permanecen ofertando servicios a pesar de la pandemia, o que cada uno de estos vertederos (porque de micro no tienen nada) constituyen focos infecciosos, generadores de enfermedades tan o más peligrosas para la vida humana que el propio SARS COV- 2….
Es que está signado por la insuficiencia de quienes tienen el deber de garantizar la sostenibilidad de las acciones que se acometen, porque, ¿cuántas veces se les ha solicitado apoyo a las empresas y entidades del territorio, las cuales han tenido que desatender sus funciones principales, para limpiar un cuadrante, recoger la basura y dejar brillando determinada área… y cuántas veces, otra vez se ha perdido por falta de sistematicidad en una labor que ha quedado, dicho en buen cubano, “a punto de caramelo” para hacerla llevadera con menos recursos y mucho menos esfuerzos?
¿Cuántas multas se han impuesto en Cabaiguán por el vertimiento de basura? Bueno, pues no se sorprenda: el cuerpo de inspección del municipio apenas una cuantitativamente insuficientes… cualitativamente invalorables, sin ningún tipo de significación ni repercusión, ni con un impacto meritorio en una población indisciplinada sí, pero ávida de resultados en el enfrentamiento EFICAZ, de las autoridades reguladoras, a las indisciplinas sociales.
Mucho se ha sugerido en materia de búsqueda de alternativas, pues es cierto que hoy no alcanza el combustible, no todo el mundo está dispuesto a realizar tan difícil labor y la problemática, lejos de avanzar hacia una solución, se complejiza cada día más, pero, lo que sí no está previsto en ningún caso es que se le prenda candela a un microvertedero en medio de una comunidad donde no solo hay viviendas, sino también un farmacia, una bodega y hasta consultorios médicos, tal y como sucedió en la filial la mañana del pasado miércoles.
La contratación de coches y carretones para la recogida en la cabecera municipal ha sido una propuesta que se viene sugiriendo desde hace algún tiempo y ya hemos sabido que en otras ocasiones ha sido difícil encontrar cocheros dispuestos a realizar esta labor, pero… ¿en estos tiempos de pandemia, con la transportación suspendida y una premisa cubana que practicamos magistralmente los de aquí y que afirma que barco parado no paga flete… se habrán hecho todos los análisis y con todos los implicados, con la profundidad requerida?
¿Qué variantes se aplican en otros municipios, en otras regiones con las mismas carencias, las mismas necesidades, las mismas limitaciones? Cabaiguán tiene fama de tierra bendecida, de municipio próspero donde el glamour y la belleza han reinado en sus calles, sus casas, su gente… ¿tendremos que renunciar a todos estos títulos y resignarnos a vivir con la basura?, Disfrutar de una ciudad limpia y ordenada, en la que al mismo tiempo primen el respeto a las normas de urbanidad y la convivencia, debe ser aspiración legítima de cada uno de sus residentes. Urge entonces desterrar la equivocada percepción de que convivir con un entorno sucio forma parte ya de la cotidianidad citadina.
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