Esa política genocida impuesta por la Casa Blanca a Cuba limita acceder a materias primas, tecnologías y equipos necesarios para el desarrollo de este sector
Las limitaciones en el acceso a materias primas, equipamientos, piezas de repuesto y tecnologías, que Cuba debe adquirir en mercados lejanos, constituyen expresiones concretas de los daños provocados por el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a la Biotecnología, sector estratégico para el desarrollo de la economía de la Mayor de las Antillas.
Raúl Armas Ramos, director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Sancti Spíritus, señaló que esa política hostil ha afectado investigaciones y producciones en esa institución científica, surgida por iniciativa del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, hace casi 30 años.
Armas Ramos expuso que en la actualidad está perjudicada la producción de kits de diagnóstico de tipo tira reactiva para la detección de la enfermedad celíaca (intolerancia permanente al gluten, proteína presente en algunos cereales como el trigo, la cebada y el centeno), debido a la no existencia de un nuevo proveedor de la materia prima necesaria para su fabricación.
Al respecto, el director del CIGB espirituano añadió que ante la imposibilidad de comprarle la materia prima al suministrador habitual, se hicieron gestiones con compañías estadounidenses que la producen, y estas se negaron a comercializarla por las restricciones propias del cerco económico del país norteño a Cuba.
Para enfrentar tal carencia, el país está buscando proveedores en Europa y Asia, lo que retrasa el proceso de adquisición, que implica evaluar los estándares de calidad de la materia prima para su posterior empleo en la producción del mencionado diagnosticador.
Además, Raúl Armas aludió al aplazamiento, tiempo atrás, de una investigación relacionada con el mejoramiento de variedades de arroz, en busca de otras más resistentes a plagas y otras enfermedades, proyecto retardado porque una compañía estadounidense adquirió la entidad alemana proveedora de la tecnología, imprescindible en la indagación que emprendería el centro espirituano.
El impacto del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por la Casa Blanca se constata, igualmente, en las dificultades del sector biotecnológico de Cuba para comprar equipamiento y piezas de repuesto, que deben adquirirse en mercados lejanos, con el consiguiente incremento en los gastos.
El informe que Cuba presentó a la Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre pasado sobre la necesidad de poner fin a la política genocida contra el país caribeño refiere que se contactó con la empresa estadounidense Promega Corporation, fabricante de enzimas y otros productos para la biotecnología y biología molecular, con el objetivo de comprar reactivos e insumos utilizados en el diagnóstico de enfermedades genéticas.
Dicho documento consigna que el 16 de enero del año en curso este proveedor comunicó que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos aplica sanciones comerciales que prohíben que las industrias con sede en ese país vendan productos y proporcionen tecnología y servicios a Cuba.
El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Sancti Spíritus ha desarrollado, generado y produce una amplia gama de reactivos biológicos, usados por la industria biotecnológica cubana en los controles de sus procesos productivos, liberación de lotes de productos terminados o propiamente en diagnosticadores de la tecnología SUMA, desarrollada por el Centro de Inmunoensayo, perteneciente alGrupo Empresarial BioCubaFarma.