La de este 8 de marzo en Cabaiguán fue una fiesta diferente. El Día Internacional de la Mujer del 2022 será recordado siempre por ese puñado de muchachitas arribantes a la edad que les permite integrar la Federación de Mujeres Cubanas como un día en el que se encontraron con la historia, bajaron y subieron la Loma que desde la cabecera municipal parecía inalcanzable, recibieron su carnet y entonaron el Himno Nacional con las gargantas ardiente de tanta canción y tanto “bombochíe” y tanta risa compartida.
La mañana de este martes demostró que no hacen falta formalidades extremas, que no son necesarios los encuadres y que salirse de la rutina puede ser, a veces, la mejor variante.
Mujeres de todas las generaciones y de diferentes sectores de la vida social y económica del municipio ascendieron la Loma de la Chicharra (o de la Campana), allá arriba fueron reconocidas algunas por diferentes razones: Luisa Borges por su labor como colaboradora en la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia, Yanely Lorenzo por contribuir al desarrollo del programa del Adulto mayor y Nancy Días por sus aportes a la economía del territorio.
A ninguna les pesó cambiar tacones por tennis ni vestidos por pantalones; allí olvidaron la cola que habían hecho la jornada anterior y las horas que estuvieron de guardia; fueron cómplices de la alegría adolescente que fue estruendosa, irreverente, coqueta… para no variar.
Tampoco faltó el reconocimiento de la dirección del organismo a nivel provincial a quienes dirigen y sostienen la FMC aquí por cumplir cada meta anunciada en 2021 y el agradecimiento de las de este pedazo de Cuba en nombre de Yusimí Álvarez Pérez, máxima representante femenina en Cabaiguán.
Y entonces tocó bajar hasta la tarja que inmortaliza la memoria del combatiente obrero caído en defensa de esta “libertad de canción bajo la lluvia”: Carlos Simón… y allí también hubo conversatorio, tiradera de fotos, los teléfonos saltaban de las mochilas y las caritas atentas y expectantes parecían deslumbradas con la historia de un hombre que les pareció increíble por aquello de que “fue capaz de luchar y ofrendar su vida por un ideal”.
Y cuando parecía que la mañana no daba para más, como toda buena fiesta cubana que se respete, las del Bloque 41 tenían preparada la caldosa, que después de tanto andar bajo el sol intenso, supo mejor que el más fino de los manjares que hubiera podido degustar la realeza europea.
No fue este un 8 de marzo de acto renombrado y multitudinario; tampoco le hicieron falta muchos audios ni tanta gente: las que estuvimos, las que subimos y hasta las que se quedaron en la cima de la loma, las que recibieron carneses y reconocimientos y las que nada más fuimos sin tener muchos detalles y hasta un poco incrédulas… todas, nos sentimos orgullosas de haber nacido en la Cuba irredenta y solidaria, de vivir en esta Isla bella de resistencias creativas y despedidas tan urgentes como obligadas, de enorgullecer a Vilma, a la Patria… a FIDEL.
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