Al Caracol Gigante Africano le hacen redadas, lo azocan por un lado, se mueve hacia otro, trepa hasta el gajo más alto del árbol, sigue con vida y también continúa siendo un peligro para la salud, lo que sucede es que otras epidemias lo han superado y ya las personas lo miran y lo dejan.
Foto: Aramis Fernández
Entre el joven club de computación cabaiguanense y la línea de ferrocarril tienen su hábitat preferido, estos bichos, como le llaman algunos, son bien fuertes a tal punto que ni miedo a las locomotoras le tienen, continúan su carrera sobre las rieles.
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