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Chamán: un benefactor para Cabaiguán

José Chamán Milla fue un libanés que vino a probar fortuna en las tierras fértiles de Cabaiguán y se instaló definitivamente en el pueblo para desarrollar su economía y mejorar la infraestructura del territorio 

Chamán llegó a Cabaiguán en 1907, como tantos otros emigrantes, atraído por la fama de sus fértiles tierras para el cultivo del tabaco y el conveniente comercio.

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano

La afluencia migratoria a Cabaiguán desde inicios del siglo XX, facilitó la presencia de figuras, que luego aportaron al desarrollo y la cultura del poblado y quedaron unidos para siempre a este terruño. Este es el caso del libanés José Chamán Milla, hijo de Salám y Adla. Desde entonces, Cabaiguán se encuentra unida en su historia con la gobernación de Nabatiyeh. Esta, junto a otras cinco, compone las seis gobernaciones que forman la división principal de la República del Líbano. Su ciudad capital tiene el mismo nombre. Esta gobernación se encuentra dividida en cuatro distritos, cuyos nombres son: Marieyoun, Hasbaya, Bint-Jbil y Nabatiyeh.

Este libanés, nació, el 28 de agosto de 1888 y llegó a Cuba en 1904, era casi un adolescente, pues solo tenía dieciséis años. Vino de polizón en el barco. Al llegar a La Habana fue para Triscornia hasta que unos paisanos, fueron sus fiadores, le prestaron dinero y se fue para Pinar del Río. Allí, como otros moros, se puso a vender mercancías por los caseríos de los campos pinareños, pero también trabajó sacando la cáscara a las ramas del mangle y así se ganó la vida por algún tiempo.

Chamán llegó a Cabaiguán en 1907, como tantos otros emigrantes, atraído por la fama de sus fértiles tierras para el cultivo del tabaco y el conveniente comercio que comenzaba a desplegarse, lo que prometía, y de hecho lo fue, ser uno de los poblados más prósperos de la región central, toda vez que ya cruzaba por la localidad una excelente vía de comunicación: el ferrocarril Central. Sus primeras actividades se desenvolvieron dentro de las labores agrícolas; tiempo después se desempeñó como vendedor ambulante y al contraer matrimonio con una cabaiguanense se asentó definitivamente en el poblado. Primero instaló una tienda y con su prosperidad creció su capital y su interés por traer mejoras para el pueblo: construcción de caminos y escuelas, aportes para el busto a José Martí, donación de una biblioteca y museo, entre otras obras, que lo convirtieron en un benefactor de Cabaiguán. Hoy desde esta página, se le recuerda al conmemorarse 120 años de su llegada y establecimiento definitivo en nuestro país.

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