Por estos días, cuando inicia el mes de enero, muchos campesinos que conservan tradiciones agrarias, están cogiendo las cabañuelas.
Por: Daisy Martín Ciriano (Museóloga)
Esta costumbre, heredada de sus ancestros, les permite un cálculo aproximado acerca del comportamiento de las lluvias durante todo el año. Por aquellos tiempos no aparecían muchas informaciones detalladas acerca del clima y su comportamiento, por lo que esta tradición resultaba necesaria entre los sitieros.
Muchos de los cultivadores actuales mantienen la forma con que lo hacían sus padres o abuelos, de anotar a diario como pintaba el día. Si se mostraba con nubarrones o lloviznas, pues anunciaba lluvia, sí en cambio, era un día soleado, de mucho aire y seco, pues ese mes sería de igual manera.
Esta observación iniciaba el primer día del año hasta el 12. Era la forma de tomar las cabañuelas al derecho. En cambio, cuando continuaban los días, ya el 13, iniciaban un conteo regresivo para hacer coincidir los meses. Se dice tomarlas al revés.
Cada día la observación iba dando la certeza del comportamiento del año en cuanto a las lluvias y en cada caso se planificaban las cosechas.
Como cosa curiosa se daban los encuentros entre los agricultores y en cada caso debatían sus observaciones. Si bien no eran las más certeras, ni estaban respaldadas por estudios científicos, su conocimiento y práctica ayudaba a la planificación de las siembras, porque con su conocimiento hasta podían determinar los meses de mayor sequía y de los intensos temporales. Hoy, esta tradición ha quedado muy alejada en el recuerdo y, solo aquellos que se mantienen pegados a la tierra y en relación con la práctica de estas tradiciones, observan a diario el comportamiento de las mañanas y los atardeceres, para tomar con la mayor certeza como pintarán las cabañuelas para este 2023.
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