Hoy se cumplen 18 años de la desaparición Física de Compay Segundo, el hombre que por sus venas corría el arte y que se enamoró profundamente de una campesina cabaiguanense que lo colmo de amor y de hijos.
Por: Aramis Fernández Valderas
Nunca pensó Compay Segundo que la rotura del tren en que viajaba en Placetas le fuera a venir como anillo al dedo, cuando tomo una de las calles del poblado vio asomada a la ventana a una muchacha tan linda que le puso Chan Chan en las venas y si hubiese andado con la armónica, de seguro que ahí mismo le hubiera compuesto una canción.
No era Macusa, la joven santiaguera que le traía revuelta la cabeza, sino Ana labrada Martínez, quien estaba de visita en ese poblado villaclareño, pero que residía en la zona rural del Purial, por acá por Cabaiguán.
El asunto es que como Compay Segundo tenía sangre caliente, ahí mismo le lanzo los piropos y ambos quedaron prendidos, hasta que regresó en busca de Ana para con ella conformar la gran familia Repilado Labrada, que tiene sabor a música y de la buena
Publicación Recomendada:
Respaldan cabaiguanenses continuidad de la Revolución Cubana