¿Con qué moral le exigen al Gobierno de Cuba, el mismo que no descansa para, junto al pueblo, vencer el virus en medio de la hostilidad estadounidense, que permita ahora a quienes nos han asfixiado por más de sesenta años que se erijan como nuestros salvadores?
Por: Lillipsy Bello Cancio
“Corredor humanitario”, “ayuda humanitaria”… son frases que se leen por estos días en las redes sociales y los medios de comunicación (en no pocos casos de desinformación) del mundo… y aunque en esta ocasión el pedido es para Cuba y de dónde surgió el clamor se adivina una muy cobarde pero no menos inteligente estrategia, lo lamentable es que no pocos cubanos, confundidos, se han hecho eco de algo que casi todos desconocen o de lo que se dejan llevar por el (en este caso) eufemístico adjetivo: “HUMANITARIO”.
¿Corredor humanitario para Cuba? ¡Qué curioso! Pues los promotores de semejante actitud altruista y desinteresada lo que exigen, en esencia, que Cuba permita, sin restricciones de ningún tipo, el vuelo de aviones de emigrados cubanos con ayuda procedentes de la Florida: ¿no era que los vuelos entre una y otra orilla estaban prohibidos o suspendidos o limitados a su más mínima expresión? Y no precisamente por disposición del Gobierno cubano.
Pero… ¿y las familias de uno y otro lado que no han podido verse porque desde agosto de 2020 el presidente Trump suspendió todos los vuelos chárter hacia Cuba?…. ¿Acaso no clasifica esta como una cuestión humanitaria?… ¿altruismo?, ¿desinterés?…. ¿o cinismo?
¿Con qué moral le exigen a este Gobierno cubano, el mismo que no descansa para, junto al pueblo, vencer el virus en medio de la hostilidad estadounidense, que permita ahora a quienes nos han asfixiado por más de sesenta años que se erijan como nuestros salvadores?… Y no es un espurio orgullo extremista lo que mueve esta reflexión…
¿Por qué quienes incitan al desorden desde la cómoda posición de un sofá seguro, a noventa millas de distancia, sin pensar en la salud de sus “queridos compatriotas” no exigen a la administración norteamericana que levante el Bloqueo a esta Isla, incapaz, ineficiente y al resguardo de semejante “justificación”, según ellos? ¿Por qué no nos quitan la justificación, a ver qué pasa?
No pretendo repetir lo ya explicado, inteligente y apasionadamente por nuestro Presidente: encabronado a lo cubano, valeroso y temerario a lo “Fidel”, justo y equilibrado como casi siempre… ¡porque molesta mucho sí (y créanme que aquí iba otra palabrota de esas que mi mamá me enseñó que no se deben decir ni en público ni en privado) que un país entero se haya desvelado por dieciséis largos meses, que nuestros médicos no descansen, que muchos de nuestros jóvenes estén luchando ahí pegaditos al home sin fiestar, sin salir, sin vivir… para que un montón de supuestos patriotas vengan a “descubrirnos el agua tibia”.
¿Acaso nos hemos detenido a pensar que no es casual que esta iniciativa “humanitaria” surja mientras millones de personas en el mundo, incluyendo cubanos emigrados, reclaman a través de diversas campañas y acciones el fin del bloqueo, demanda verdaderamente humanista y sincera?
¿Por qué surge semejante “propuesta” unos días después de que 184 países del mundo apoyaran la resolución presentada por Cuba que condena el bloqueo, y se conozca el extraordinario impacto científico de Cuba con sus vacunas anti-COVID? ¿No será que lo que ellos entienden por “ayuda humanitaria” se traduce en bombas, militarismo, infantes en las calles ametralladoras en mano? ¿Estamos dispuestos los de acá a renunciar a la tranquilidad ciudadana de nuestras calles, parques y espacios públicos?
La vida en Cuba es difícil, muy difícil. Ni los que vivimos aquí ni nuestros amigos y familiares en otras partes del mundo podemos ocultarlo. Pero, ojalá, después de hoy, no se incrementen los enfermos, que significaría más medicinas, más recursos, más muertos… ¿a quién culparíamos entonces?, ¿al Gobierno que nos pide desde más de un año que nos quedemos en casa, que nos aislemos, que nos cuidemos? Cuba saldrá adelante. Con su gente. Con los que ahora mismo brindan en esas mismas redes sociales utilizadas hoy en función del descrédito, sus recursos personales, su esfuerzo y su disposición para ayudar a los más necesitados. Otra vez no podrán el bloqueo ni sus serviles defensores por acción u omisión variar el curso determinado por la voluntad de un pueblo que lo ha vencido todo, y que vencerá también la pandemia con verdadero humanismo y sin cínicos corredores. ¡Y aquí en Cabaiguán las calles también son de los revolucionarios! ¡Y estamos a sus órdenes, Presidente!
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