lunes, noviembre 25El Sonido de la Comunidad

Subversión contra Cuba: Más dinero en el 2024

Sumas millonarias de dinero se muestran para aquellos mercenarios sin escrúpulos que son financiados por el imperialismo desde ya hace más de seis décadas

Una y otra vez las sumas millonarias para acciones subversivas engordan el bolsillo de mercenarios al servicio del imperialismo.

Por: Lillipsy Bello Cancio

“Más plata para planes subversivos, mercenarios y agitadores de redes” y aún cuando el titular no debería asombrarnos pues la práctica trasciende las seis décadas, otra vez se nos revuelve el estómago porque el odio encuentra soportes y los odiadores engordan el ego y sus bolsillos.

El caso es que según una nota de prensa que publicó la oficina del congresista anticubano Mario Díaz-Balart, el pasado viernes 22 de marzo, la mafia anticubana en la Cámara de Representantes logró introducir en la Resolución que autoriza el financiamiento de 1 200 millones de dólares para sostener las operaciones de algunas áreas del Gobierno estadounidense, un monto de más de 50 millones de dólares para las acciones subversivas en Cuba, con énfasis en las campañas de manipulación mediática: la normativa contempla 25 millones de dólares para los programas de “promoción de la democracia en Cuba”. La suma representa un incremento del 25 % en relación con 2023.

Y aunque no se pueda minimizar el asunto porque la guerra los últimos años ha sido cruel, intensa y despiadada, lo que más provoca, al menos a los cubanos dignos, es repugnancia… repugnancia por  la canallada que significa para un pueblo bloqueado, a punto de la asfixia económica, por la única razón de que un puñado de poderosos no son capaces de aceptar que es posible marcar la diferencia en un mundo enajenado, donde la cosificación campea por su respeto y la gente se hace famosa nada más por publicar sus interioridades.

Repugnancia también porque allí, desde donde se financia “generosamente” a las organizaciones del lobby anticubano en Florida y otras partes y se  paga una mesada (miserable por demás, si la comparamos con las jugosas ganancias que obtienen los del lado de allá) a los mercenarios que tienen en Cuba, también hay congresistas buscando la manera de invertir en nuestra agricultura y otras ramas de la economía.

Hastío porque esos mismos millones pudieran ser utilizados en el propio Estados Unidos para fomentar la paz o enfrentar la drogadicción, ¿por qué no invertirlos en medicamentos, equipos médicos, en instrumentos musicales o en alimentos para los más vulnerables, allá o acullá?     

Fastidio porque, aunque son cifras que se pierden, que se aguan como la sal y no salen de nuestras arcas, pudieran tener mejores dividendos si se lograra un mejor destino para ellos, sobre todo porque vivimos en un mundo de muchas diferencias, de distancias abismales entre los más ricos y los más pobres, y aquellos continúan malgastando lo que tanta falta le hace a los más desfavorecidos.

Y sino ¿cómo interpretar, que la propuesta legislativa  aprobada por la Cámara asigna 25 millones para el trabajo de 2024 de la Oficina de Transmisiones a Cuba, encargada de las invisibles Radio y TV Martí? Incremento notable respecto a los 13 millones que le fueron aprobados en el anterior año fiscal.

Repugnancia, sí, asco por aquellos que se venden por un montón de centavos y más que eso, porque se vuelven contra los suyos, los ponen a pelear, a agredirse… ¡claro!, desde la distancia, porque para hacerlo desde dentro nunca tuvieron valor, porque no son más que oportunistas descarados, porque ni les importa el bienestar de los cubanos, ni sus necesidades, ni la agotadora realidad que vivimos hoy.

Mercenarios, al fin y al cabo, ni en la más abundante de sus realidades son capaces de ser felices: ni el tal politiquero, ni el susodicho otrora personaje de uno de nuestros más populares programas humorísticos, ni el tristemente memorable “youtuber”… aunque el odio no los deje ver más allá de sus narices o preocuparse más que por sus bolsillos o seguir “viviendo de un cuento donde los buenos se comen a los malos y los malos (¡pobrecitos ellos!) sufren por sus victimarios”.

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